miércoles, mayo 29, 2024

Cuando volví a mi ciudad natal

 

Cuando volví a mi ciudad natal, me sentí extraño. Las casas se habían convertido en locales de venta; para transportarse dentro de la ciudad se habían habilitado combis colectivas.  Varias cosas se habían transformado.  

 

Encontrarle el gusto a los lugares que fueron espacio de ilusiones y alegrías, es triste. Cuanto desengaño el comprobar que no es el lugar, es la locura juvenil que se ha quedado en el recuerdo.

 

Al regresar con la máscara y el compromiso de ser hombre respetable, honorable y formal, olvidé algunas cosas, entre ellas algunas amistades.

 

Mi ausencia no había sido prolongada, pero bien decía mi madre, la vida pasa en tres pestañeos. Un día abres los ojos y se te han pasado 30 años.

 

Había más personas, algunos extranjeros, había por todos,  lados gimnasios, salones de zumba, templos de adoración religiosa y bares muchos bares.

 

Un muchacho rubio, musculoso, tatuado y de barba prominente se paseaba con camisetas negras con leyendas de rock. Algunas veces lo veía venir enfrente de mí, y yo me cambiaba de acera. Éramos tan opuestos.

 

Algunas veces lo saludaba con un ligero movimiento de cabeza, o un saludo distante. Mesurado en su andar, contrastaba con su apariencia pendenciera.

 

En un festival de fisicoculturistas durante la feria tradicional del pueblo, hubo una exhibición de atletas que evidenciaban su fuerza física, ahí aquel barbado, tatuado y musculoso, dio el espectáculo junto con otros.

 

 Sucede que si te encuentra varias veces en la calle a alguien si son conocidos, ya en tono de burla se paran y se dicen “lo bueno es que no somos enemigos, si no cada rato nos estuviésemos agarrando a golpes”. Y, me lo encontraba seguido, pero no era mi enemigo, tampoco mi amigo.

 

Muchos días después, mientras hacía un reportaje de la prevención de la salud para un canal informativo, lo vi con su traje de paramédico, me acerqué, micrófono y cámara en mano y le hice tres preguntas. Cuando concluí, ya en tono personal, le dije:

 

-       ¿De dónde eres tú?


Con una mirada trasparente y honesta me dijo, “si tu y, yo somos amigos”. Dudé que estuviera confundiéndome o jugándome una broma. ¿Dónde nos conocimos?, Pregunté. Respondió entusiasmado, ¿No te acuerdas que llegabas a jugar conmigo Mario Bros, después de la escuela?, inmediatamente me acordé que no solo después de la escuela, si no que, a toda hora, quería estar jugando ese juego con él, en aquellos días de secundaria.  

 

Me dio una alegría fenomenal, recordar aquellos días infantiles de juego y reconocerlo.

 

Abrazándolo al instante le dije: Rafita, cuanto pinche gusto.

 

-       Creí que las drogas te habían hecho mucho daño. No había otra razón para que me ignoraras siempre. - Respondió.

 

No supe que decir, la felicidad me lo impidió.

 

 

lunes, mayo 27, 2024

Me encanta despedir y que me despidan.

 

Me encanta despedir y que me despidan.

 Verlos o no, implica conectar o no, con ellos. Todos ellos nos están retroalimentando.

 Están en nivel 1 y nivel 2:   familia y los familiares, compañeros de trabajo, amigos y conocidos.

 El que abre la tienda a temprana hora cuando voy saliendo de casa, el recogedor de basura, el que despacha en la tortillería, el señor que cuida su espacio enfrente de su banqueta y coloca a la misma hora todos los días, obstáculos para que nadie se estacione enfrente.

 El que maneja el taxi, el que vende tacos en la esquina, el vigilante del edificio, el  pregonero de los colectivos, los de la farmacia, los del tianguis, los del puesto de cócteles, el de los jugos, el de la otra tienda, el de la nieve, el de los dulces. Todos los que repetidas ocasiones a lo largo de los años nos encontramos rutinariamente en nuestras distintas vueltas por la ciudad.

 Dejo en visto a los que andan en la mirada un ardor, un rostro que emite un “ni te me acerques”, “ando de los mil demonios”, y saludo con entusiasmo en la frente relumbra la frase “la paz te acompañe”, “Salud y amor para ti y los tuyos.”.  

 Si pudiésemos ver hacia dentro nuestro y también ver a los otros, si existiese un espejo del alma, una luz que permitiese como los rayos equis verles el grado de felicidad o de tristeza, la ira o la paz, con que deambulamos en las calles.

 Somos enjambre, o legión, moviéndose personalmente hacia la compañía o la soledad.

viernes, mayo 24, 2024

¿Usted quiere un artista en casa?


Piénselo bien. 



Ellos acostumbran a soñar. Van por la vida a veces, casi siempre ensimismados, componiendo su próxima obra, si no componiendo, escuchando sus yos, ellos y múltiples personalidades que confluyen intermitentemente a lo largo del día. 


Un artista solo se domestica mediante el amor, y el amor auténtico, no cualquiera. 


Un artista, dirá frases inconexas, a veces en situaciones no previstas, por ejemplo: Me gusta andar, pero no sigo el camino, o Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero, o, te quiero a las diez de la mañana con la mitad del odio que guardo para mí. 


Son sensibles, hipersensibles, no es que estén a la defensiva, pero interpretan el contexto de forma divergente, uno debe recordar que por mucho que nos esmeremos, la Ordinariedad les punza o corta, mientras los roza. 


Su velocidad de acción y comportamiento ocurre a un ritmo no medido, no cuantificado, son en depresivos, sociables, justos, bondadosos, interesados, desinteresados, amables, odiosos, silenciosos, explosivos, todo y nada, de uno a otro extremo, a veces, casi siempre.

Amplie su vocabulario e incorpore en su charla palabras como ilusión sueños, metafísica, alma, indeleble, inefable, nimbo, obelisco, utopía, tranvía, flores amarillas, canción, escritura, sin olvidar: free lancer, tik tok y “La Queso”. 


No siempre son bien vistos, porque no se acomodan a los preceptos y normas sociales, desafían lo establecido, provocan la reflexión, ayudan a los demás a ser libres, y la libertad en la era del vacío es, amenaza. 


El trabajo de un artista puede trascender fronteras, sus ideas podrían hacer comunidades diversas sin límites territoriales. Una obra de arte puede conmover hasta las lágrimas, impresionar y cautivar, incitar a una hermandad, motivar a la empatía. También podría ayudar a reflexionar, descubrir y entender la cosmogonía, destruir mitos, preservar la riqueza de la historia, la identidad. 


Encuéntrele el lado positivo, solo los artistas, son capaces de revolucionar el espíritu, su trabajo algunas veces, imperceptible, inspira a los demás, presentadores de noticia, políticos, científicos, académicos, los citan y los toman como ejemplo. 


¿Quiere un artista en casa?


Asegúrese de ofrecerle lecturas, historias, biografías, vídeos sobre artistas, visitas museos, charlas con otros artistas, acérquelos al cine, a la danza, la escultura, la fotografía, la música. 


Son llenos de magia, niños emberrinchados, fugaces, pero necesarios, para entendernos, para explicar el milagro de la vida.


miércoles, mayo 22, 2024

Lo incierto

 


Nada es tan hermoso

Como el misterio.

 

Ningún poder

Ningún dominio

Es mayor.

 

Nada tan majestuoso

como el silencio

la soledad

Lo incierto.

 

El arrullo de los muertos

El mar

El aleteo de las abejas.

 

El arrebato celestial

Lo nuestro

En la oscuridad.

jueves, mayo 16, 2024

¿Has escuchado “Dormir Soñando”?


 Cuando la canción se escuchó a fines de los 90, las redes sociales estaban naciendo, se programaban en las estaciones de radio repetidamente y se coreaba en acapella en los espacios públicos, fue viral a su modo.

El estilo innovador, fusionando el hip hop, el rock, el ska, el Pop, el rap, entre otros géneros y ritmos.

Hay en su contenido una letra que pudiera interpretarse como de autoayuda, pero también incita a la duda, a la reflexión y a la filosofía.

El gran silencio versionó “Lo que no fue no será”, que cantó en balada José José “Déjenme sí estoy llorando”, de los ángeles negros y con temas originales como Dormir Soñando y El circulo del amor, propuso una moda en la música, el Chuntaro Style.

La banda está cantando cumbia, aparentemente es el puro éxtasis y adrenalina, propio del rock y la cumbia, pero tiene profundidad en sus letras.

El nombre de la agrupación es también otro homenaje a un cantante icónico del rock nacional, Rockdrigo González, un interprete que compartía a través de sus letras, cotidianidades, filosofía urbana y reflexiones metafísicas.

¿Y, que es el Chuntaro Style?

 

Se acostumbra a denominar así a una persona de origen rural, por lo tanto la pretensión de la banda es hacerle un homenaje al provinciano, enfatizando que hay valor y riqueza de conocimientos en todas las expresiones.

 

El estribillo que repiten estos artistas quincuagenarios, es el gran silencio es la pura sabrosura. El vídeo oficial de su tema Chuntaro Style, se repiten escenas donde se observan cholos, norteños y pachucos bailando música entre vallenato, cumbia y norteña y lo hacen a plena luz del día en puentes peatonales o en banquetas. 

 

La finalidad del arte no es educar, no es ideologizar, es ofrecer placer, una pintura, la literatura, el cine, la danza la arquitectónica ofrece placer, sorpresa, armonía y empoderamiento.

 

¿Has escuchado la letra de “Dormir Soñando”? Es del álbum Libres y Locos: “[…]se nos va la propia vida, tan simple y tan fuerte, tan llana mente suerte? Lo que acontece, preparación de la muerte.

 

Pero es absurdo ocuparte de este estudio, cada año, segundo a segundo, no es tan profundo, dormir soñando. Es la respuesta, tal vez es erronea, tal vez es correcta, sueña a la par del presente y no del futuro, porque de esto nunca estas tan seguro”.

 

¿Lo bailamos?

jueves, mayo 09, 2024

A veces quisiera ser Tin Tan



A veces quisiera ser Tin Tan

 

 Cuando a mí me preguntaban en el chismógrafo ¿Qué vas a hacer cuando seas grande?, siempre decía: Comediante.

 Me pasaran los cuestionarios que pasaran, siempre tenía la misma respuesta actor, cantante, comediante.

 Entendía a medias la profesión, pero sí sabía que hay tres maneras de entender la realidad, de forma trágica, de forma cómica, y la última que es mezcla de ambas. Pues en esa me veía y me veo.

 Hasta antes de la aparición de los Milennials y Centeniallls, la población consumió varias producciones de sobresalientes y famosos cómicos Manolín y Shillinsky, Clavillazo, Resortes, Capulina, Cantinflas y Tint tan entre otros.  

 Tin Tan es recordado por su completa habilidad como actor cómico, que incluía cantar y bailar, su estilo de comedia combinaba la improvisación, el humor absurdo y la crítica social.

 Tal ha sido su impacto en la conformación de las identidades del adulto contemporáneo que se les rinde tributo en canciones, souvenires y películas.

 Me quedo con “Calabacitas Tiernas” y “La isla de las mujeres”, “El vividor,”, “El Rey del barrio”, “El niño perdido” entre otras tantas en la que Tin Tan evidencia su polifacético talento.

 "¡Mire nomás cuanto ratero millonario anda por allí!", me dice desde el yotube, mientras escribo este texto sobre él y su influencia en mí.

 Sí se que es insoportable a veces, pero ese es el castigo del artista, ser incomprendido.

 Los artistas usamos no una sino máscaras, pocas veces se deja ver la auténtica. Pero aquí va mi confesión: aunque tenga posgrados en retórica, poética, y sitema décimal, y ande siempre con décanos plenipotenciarios en Política, Astronomía y Filosofía, a veces, casi siempre quisiera ser Tin Tan.  

 Así como hay compositores que dicen, no sé que diera por haber compuesto tal canción, tales versos, así yo, daría mi reino, que no es mucho, ni poco, pero que es.

 

Chale, carnal, simón. 

 

martes, mayo 07, 2024

Me siento un José Arcadio

 Primero el mayor, y luego mis otros dos hijos menores, han estado quedándose con su mamá nuestra recámara se volvió, la recámara de ellos.

 

Me fui a otra habitación, ahí tengo mi estudio, mi oficina.

 

A este lugar no tienen acceso mascotas, ni personas que no sean mis hijos y mi esposa. Es acá donde reposa y se eleva mi conciencia, donde aprendo de lo que veo y escucho. Algunas noches recibo de visita especial a mi esposa, quien dedica lo suficiente de tiempo, al incomparable oficio de “novia eterna”.

 

Una computadora, bocinas portátiles, sombreros, sandalias, mancuernas, libros, cámaras fotográficas, micrófonos y otros cachivaches y chacharas son mi diaria compañía.

 

Paso acá las reglamentarias horas de dormir, y otras muchas leyendo, viendo algunas películas o entrevistas en el monitor de la computadora.

 

Me hace bien tener un lugar así.

 

Desde acá escucho los sonidos de los autos en la calle, los sonidos del altoparlante de las tiendas, farmacias y carnicerías aledañas a nuestro domicilio, acá se oyen los silencios nocturnos, interrumpidos por los maullidos o ladridos de las mascotas de mis vecinos, y mis pensamientos.

 

Yo, que de pequeño viví en una casa donde no teníamos más que la cocina, un sanitario, el tanque y sus pequeños lavaderos, y la habitación que era multifuncional compartida con mi madre y mi hermana a todas horas. Aprecio este lugar.

 

Me recuerda a mi cuarto de soltero. Aquel donde tenía prendido a las paredes de ladrillos sin repello, unos carteles y pañuelos con insignias de rock y revolución; ya no los conservo. Hace 16 años estoy en feliz matrimonio, pero lo que si conservo es esa sensación de holgura, libertad y complacencia.

 

Me despierto cada día, y voy a darle los buenos días, desde muy temprano a mis hijos y a mi amada.

 

Familiares o amigos que ocasionalmente nos visitan, curiosean a veces nuestros estilos de vida, se sorprenden cuando, Vicky dice esta es mi recámara y aquella otra, es la de mi esposo.

 

Mi mamá vino un día y cuando se enteró dijo, así como dormían mis papás, al estilo Comitán.

 

Me llaman y yo respondo, acá estoy. No estoy haciendo otra cosa que estar en mi habitación propia.

 

 Me siento un José Arcadio.

viernes, mayo 03, 2024

Me gustaba el cine Chiapas 70

 Siempre sentí fascinación por el cine, ahora producir cine, pero antes solo verlo. 



Tendría yo unos 20, o 21 años, vivía en Tuxtla y gustaba de ir al cine. Los de categoría se encontraban en la planta baja edificio de enorme altura, a espaldas de la Catedral de San Marcos los demás por las calles aledañas El alameda, el Rex , El Vistarama y el Chiapas 70. 


Observé que un boleto te valía para las dos funciones, es decir siempre estaba al dos por uno, cinco pesos por dos películas, las películas no eran malas, eran las del nuevo cine mexicano y otras de moda hollywoodense, por ese precio era una ganga, por eso asistían familias enteras, grupos de amigos, parejas y muchos como yo solitarios. 


Al ingresar estaba la persona que te recibía los boletos, lo partía en dos. Entre una y otra película, algunos que solo le interesaban la primera función se iban, pero otros como los fumadores que solo querían fumar, tenían el permiso de salir, y entrar mostrando el boleto cortado a la mitad.  


Me gustaba el cine Chiapas 70, por su ubicación, por el diseño, por el tipo de películas familiares que daba, casi siempre de comedia y drama, y sobre todo por su precio, las butacas no eran cómodas, pero eran de cine de los de tiempos mejores. 


Cinco pesos, era el equivalente a 4 o 5 chicles. Eso costaba el acceso, y por supuesto, los tenía al alcance, pero podía más la tendencia a la chapucería. 


En las paredes de los pasillos en la parte exterior de la barrera con palanca giratoria que limitaba la entrada, estaba además de la taquilla los carteles o posters de las películas en exhibición y sus precios. Una vez que vi que uno de los espectadores se marchaba, le pregunté si me regalaba su medio boleto de cine, que iba a tirar, con ese, ingresé esa vez, y esa acción fue repetida una y otra vez. 


El boletero, una persona entrada en años, no me dijo nada, aunque sospecho que tuvo un ligero presentimiento, que por el mucho trabajo que tenía, no alcanzó a reflexionarlo [Supongo]. 


Y a la semana entrante de nuevo, funcionó la estrategia. Así que yo iba al cine a ver la segunda función gratis. 


Por esos días surgió el cambio de semestre, yo me fui a casa de mis padres a dos semanas de receso escolar, y cuando volví, de nueva cuenta feliz volví a la rutina de sinvergüenza. 


Yo había guardado en un libro la mitad cortada de mi boleto regalado. Al dárselo a don cómosellama, me detuvo con firmeza diciendo, este boleto no lo compraste, y, yo con cara de ¿qué se hace en estos casos? Pequeña pausa de por medio, de análisis de la circunstancia, acepté que no, que sí, que no lo había comprado y amablemente me dijo, ve a pagar tu boleto y entras.  


Supe que se había dado cuenta, porque en ese intervalo de tiempo que dejé de ir, los boletos habían cambiado de color. 


Pagué mi entrada.