El chaí
#EsdrasCamacho
Me tocó hacer inspección a la terraza…
Observo estragos del viento en las macetas y mis finísimos auriculares y un micrófono con esponja, en el suelo.
Los recojo resignado.
El Chaí me observa y emprende sigilosa huida
Supongo finge vergüenza.
¿Quién ha empujado la puerta de mi recámara y ha sacado estos objetos de la caja de herramientas en donde acostumbro guardarlos?
No me demoro en buscar responsables, es inútil.
Uso esos auriculares cuando escucho para mí el blues, el jazz y rock.
¿Quién es el Chaí?
El Chaí es un perro chihuahua cabeza de venado, que se toma atribuciones que no le corresponden.
Repetidas veces lo he ahuyentado con rabia, al descubrirlo en mis aposentos.
He comentado con la familia ¿Qué hacer con él?
¡Impensable sacarlo a la calle!,
¿Qué sería de la alegría de mis hijos?
Me imagino este Chaí, ha querido gozar del blues con mis auriculares, mientras posa su mirada en el horizonte y entrecierra los ojos para sincronizar sus emociones y los sonidos.
Expongo su travesura a mis hijos, y piensan que estoy enfadado.
Pero acoto.
No me enoja…
“No me molesta que use mis auriculares pero debería devolverlos al lugar de donde los extrae, al acabar de usarlos”.
Digo al salir: “Es más admiro su buen gusto musical”.
Mis hijos ríen.
