jueves, marzo 14, 2024

El deporte y otras artes es evasión

  


No me he formado para competir en ninguna disciplina, no me he aventado del Bungee, no he buceado a profundidad, no he cazado animales, no he me he subido a globos aerostáticos y ni ganas tengo.


Aunque mis hijos practican artes marciales, en mi familia no somos aficionados a ningún deporte. Aun a pesar de eso tenemos lo necesario para la práctica de varios.


Ocasionalmente salimos todos o de manera individual a dar vueltas en bicicleta, ascendemos alguna elevación rocosa, vamos a la alberca o caminamos, pero no más allá.


Soy una persona que disfruta de la aventura, pero también del reposo, un hombre citadino más cercano de lo segundo que de lo primero, no obstante, vivo imaginando escenarios en los que se nos permita tener libertad y sus beneficios, precisamente eso es la respuesta porque de manera recurrente, solo o acompañado voy al Volcán Tacaná, y con todas las peripecias, camino 8 0 9 horas, un trayecto de 4100 metros sobre el nivel del mar.


Me sorprende y admiro las habilidades físicas de varios deportistas.


Experimento placer al practicarlos, pero no me apasiona.


Sé de los beneficios del cardio, pesas, alimentación balanceada, movimiento, si lo sé. Por eso algo de mí, me arrastra cada cierto tiempo al extenuante esfuerzo de escalar, o hacer algo hasta cansarme.


Me anoté en un curso de natación hace años, y si me gustó.


Si sé de la adrenalina ha sido por el amor, si sé de la dopamina ha sido por la risa, si sé del cortisol, ha sido por el estrés, laboral, sobre todo.


He visto a gente que se considera superior por practicar un deporte, y si lo son, en su área, pero no es básicamente necesario para sobrevivir, a menos que estemos en un coliseo romano.


Platicando con un afamado basquetbolista veterano en el parque de mi ciudad, le dije, ¿A qué dedicó sus años?, de inmediato me dijo, a mí, me gustó mucho el deporte, a eso, si trabajé ahí de mandadero, de velador, o de cobrador, pero lo mío era el deporte.


El deporte y otras artes es evasión, se practica con obsesión para olvidar algo, pienso.


Hay un meme que dice, si practicas deporte, vivirás 5 años más que el promedio de tu generación, pero esos 5 años, te la pasarás viviendo, de y para el ejercicio.


No bailo, no soy seductor asiduo, nunca lo fui, no me atasco en las cantinas, si he sufrido amores tormentosos, pero tampoco hasta morir, me ilusiona la belleza aquella que proporciona ternura, consuelo.


El único deporte extremo que practico ocasionalmente, es dar mi opinión sobre cierto tema.


Yo creo que tengo depresión.


 

miércoles, marzo 13, 2024

¿Hasta dónde me acuerdo?


Ignoro si cuando nací hubo sol, o lluvia. Si me lo dicen, lo imaginaré. Quizá se equivoquen. 

Hay información que se pierde. Intrascendente. 


En los diálogos matutinos con mi hijo Me hace saber que se acuerda de cuando era bebé. Y me pregunta 

- Tú te acuerdas cuando eras bebé. 

- Yo. No. 

- No te creo. 

Concluye. 


Su afirmación me parece ingenua y profunda. La exquisités de sus diálogos son porque aún no habla con claridad. 

Más tarde vengo a la computadora, y pienso, ¿Hasta dónde me acuerdo? Me dijeron el domicilio contiguo donde nací, había música de algún cantante de la época (1978) que cantaba a viva voz y mi madre sufría los dolores del parto. 


¿Quién me recibió?


Me contó mi mamá que la señora se llamaba Mercedes, y venía a ejercer de partera por unos módicos 150 pesos. Que antes, mucho antes a las parteras se les terminaba diciendo de cariño “Abuelita”, y ahora que lo analizo, ¿Porqué se perdió esa costumbre? Debió ser instaurada legal. 


Algunas veces pasábamos con mi madre de la mano por la casa de la partera y me decía, un día de estos, vendremos a traerle algo. 


Siempre digo que he olvidado todo de mi niñez, recuerdo muy poco. Quizá elijo olvidar. 


Los eslabones de mi personalidad están fragmentados, por lo que recuerdo, por lo que me han contado y por lo que imagino. 


Imagínate ser “Funes el Memorioso”, personaje que nos narra J.L. Borges y describe la memoria perpetua. 


Me libro de lo que me atormenta y reverencio lo que es agradable y significativo. Pero también me invento. 


Lo primero para la consciencia, y lo segundo para la inconsciencia. 


Tal y como me enseñó el gran García Márquez, Si “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”.  


De eso se trata, siempre, no del qué, sino del cómo. 


Salud! 


martes, marzo 05, 2024

Antes de partir

El año 2020 fue de conmoción para la humanidad.

 

La oleada de infecciones cardio respiratorias proveniente de un país asiático, llegaría a todo el mundo, en forma de pandemia. Autoridades científicas que declaraban estar ante un ensayo del fin del mundo. 

 

Las escenas pesadillescas donde se veían hombres ataviados con singulares trajes impermeables de protección del cuerpo depositar diariamente, decenas o centenas   de cadáveres de víctimas contagiadas, en fosas comunes.

 

A nivel mundial a fecha de 8 de agosto de 2023. Hasta ese día se habían contabilizado aproximadamente siete millones de muertes debidas al virus, de las cuales 5.272 ocurrieron en China, lugar en el que se originó el virus.

 

La gente bajo encierro, las calles vacías, empresas en quiebra, comercios cerrados, angustia y pánico, el mundo en zozobra, era el panorama. Se habían prohibido los besos, los abrazos y lo saludos de mano.

 

Al ser una enfermedad nueva, se cometieron errores y malos diagnósticos. Aumentó la demanda de respiradores artificiales, pacientes con pulmonías, eran confinados con los demás, de todas formas evolucionarían hacia el mortal covid-19.  

 

Tuve conocidos que, de solo pensarlo, sin haber padecido los síntomas, fallecieron infartados.

 

Estar vulnerables ante el covid-19 era como estar ante un inminente incendio de tu hogar, demasiado ingenuo no tomar medidas, ante la emergencia.

 

No hubo opción, o te vacunabas o eras señalado de enfermo, terrorista. Se sospechaba del otro, se desconfiaba del contacto visual incluso. Por eso Vicky, y yo nos vacunamos, en el 2021.

 

“A mediados de marzo de 2023 más de 5.500 millones de personas -el 71,3% de la población mundial- ya estaban vacunadas con al menos una dosis”.

Fuente::https://www.rtve.es/noticias/20230313/vacuna-coronavirus-mundo/2073422.shtml

 

Voces de connotados intelectuales, divulgaban en menor proporción las consecuencias de la vacuna incluirían un microchip 5G que permitiría el monitoreo individual desde dónde hemos estado y con quién, hasta la temperatura de nuestros cuerpos.

 

Lo hicimos y nos sentimos parte de “los elegidos”, porque incluso para regresar al trabajo, se nos pedía el certificado de vacunación.

 

La evidencia no científica,  distinguía que varios de los vacunados, fallecían, aún con la vacuna. La paz no llegaba. Lo que llegó fue el olvido.

 

Pero la enfermedad no descansa y vuelve a amenazar en el 2024 a la humanidad.

 

Si hay efectos secundarios por la vacuna, o no los hay. Será lo que será. Estamos de un lado, bifurcados por la élite.

 

Reflexiono: No hay un único fin del mundo, hay muchos.

 

Todos los días para alguien es el fin del mundo.

 

Si de algo hay que ocuparse antes del fin, es de vivir. No lo vea con tintes melancólicos, haga su lista de cosas por experimentar antes de partir.

 

 Cuídese, sí, pero también disfrute. El miedo mata más que la enfermedad.

 

Antes de partir. Disfrute.