miércoles, marzo 13, 2024

¿Hasta dónde me acuerdo?


Ignoro si cuando nací hubo sol, o lluvia. Si me lo dicen, lo imaginaré. Quizá se equivoquen. 

Hay información que se pierde. Intrascendente. 


En los diálogos matutinos con mi hijo Me hace saber que se acuerda de cuando era bebé. Y me pregunta 

- Tú te acuerdas cuando eras bebé. 

- Yo. No. 

- No te creo. 

Concluye. 


Su afirmación me parece ingenua y profunda. La exquisités de sus diálogos son porque aún no habla con claridad. 

Más tarde vengo a la computadora, y pienso, ¿Hasta dónde me acuerdo? Me dijeron el domicilio contiguo donde nací, había música de algún cantante de la época (1978) que cantaba a viva voz y mi madre sufría los dolores del parto. 


¿Quién me recibió?


Me contó mi mamá que la señora se llamaba Mercedes, y venía a ejercer de partera por unos módicos 150 pesos. Que antes, mucho antes a las parteras se les terminaba diciendo de cariño “Abuelita”, y ahora que lo analizo, ¿Porqué se perdió esa costumbre? Debió ser instaurada legal. 


Algunas veces pasábamos con mi madre de la mano por la casa de la partera y me decía, un día de estos, vendremos a traerle algo. 


Siempre digo que he olvidado todo de mi niñez, recuerdo muy poco. Quizá elijo olvidar. 


Los eslabones de mi personalidad están fragmentados, por lo que recuerdo, por lo que me han contado y por lo que imagino. 


Imagínate ser “Funes el Memorioso”, personaje que nos narra J.L. Borges y describe la memoria perpetua. 


Me libro de lo que me atormenta y reverencio lo que es agradable y significativo. Pero también me invento. 


Lo primero para la consciencia, y lo segundo para la inconsciencia. 


Tal y como me enseñó el gran García Márquez, Si “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”.  


De eso se trata, siempre, no del qué, sino del cómo. 


Salud! 


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