DEMASIADO FUROR
Lean, miren y escuchen
domingo, octubre 05, 2025
40 años sin Rockdrigo
miércoles, septiembre 03, 2025
Estulticia Urbana
Estuvimos en la glorieta del Ángel de la independencia en la ciudad de México, el sol declinaba y provocaba unos arreboles de ensueño. El sitio estaba concurrido, mi hijo se paró en un poste de luz a un lado de un paso cebra y me dijo tómame acá unas fotos. El estilo que tiene para posar es esa de estar volteado al horizonte sin dar el rostro. Le tomé alrededor de seis fotos algunas con flash.
Estamos en eso, cuando aparece una mujer pequeña con falda, suéter, boina y cubrebocas negro, a espetar una retahíla de reclamos, diciendo —No quiero salir en su foto, bórrela, enséñeme ¿Por qué toma fotos acá?, a ver, no quiero que vaya a subir a sus redes o a cualquier otro sitio mi rostro. Al decirlo iba acrecentando el énfasis de sus reclamos. Yo me dispuse a ignorarla, pero mi hijo le puso todas sus atenciones, lo que me hizo sentir obligado a mostrar educación y enseñarle la pantalla de mi cámara a esta desconocida e irracional mujer.
Ella estaba acompañada de una mujer mayor, vestida casi igual, sin cubrebocas. La segunda exclamó “Se la compro”. —Ningún comprar— exclamo la primera y, yo respondí –Yo no vendo fotos, yo le tomo fotos a mi hijo y al paisaje. Lo demás es obvio. Ella no entendía la explicación. Suponía supongo que para tomarle fotos debía poner una franja con la leyenda no pasar, o unas señales de vialidad interrumpida, o que yo fuese a la madrugada o medianoche, cuando nadie está caminando.
Siempre estoy buscando que mi espíritu esté en reposo y complacido, no le di importancia y le enseñé la pantalla, pero ella no alcanzaba a verla y dijo —No miro oiga. Y solo respondí —¿Qué quiere que yo haga?
No he sido nunca partidario de la confrontación verbal, volví a mi rutina haciéndome a un lado y dejándola con la palabra en la boca. Ella enfurecida siguió amenazando —No la vaya a subir, no quiero verla después en algún lado, porque entonces sí, le advierto que puede meterse en problemas. Mire que, si no obedece, voy y llamo a la policía. —Vaya pues acá le espero—Dije. Rabiosa porque no había logrado que me sobresaltara. Se alejó diciéndome: –Regrésese a su país.
Me reí en mis adentros —jajajajaja. “Regrésese a su país”. ¿Pos a que horas salí?.
La segunda señora que también tenía lentes, me dirigió una última mirada, que revelaba que tampoco se había enterado del todo, el motivo de la frustración de la otra. Nadie más se dio cuenta, solo mis hijos y yo, atónitos, continuamos nuestra aventura, sin que nos alterase.
No tengo fotos de ella, porque nunca le tomé fotos, solita lo pensó a ver los destellos del flash.
Por supuesto es un momento incómodo. Pero intento a cada paso mantenerme en un estado de estoicidad.
La policía estaba a una cuadra, vigilando el orden, no el desorden.
¿Qué hubiera pasado en esa circunstancia siendo yo distinto?... Quizá me hubiese levantado a gritonear en mi defensa, se hubiese hecho un escándalo, quizá viral gracias a los que graban todo con su celular. Yo hubiese insistido en su condición de demente y ella podría haberme señalado de agresor. Ambos, quizá ella más hubiese tenido sus cinco minutos de fama, como la nueva LADY. “LADY NOMETOMES FOTOS”.
Yo salí de la calle con mi familia buscando momentos recreativos, y ella salió a ver quién le bajaba el PH.
Al irse, nos quedamos sin rumiar el asunto, se trata darle NEXT a las incidencias de la estulticia urbana. Nos hicimos unas fotos bellísimas que pronto mandaré a imprimir.
Es todo.
martes, septiembre 02, 2025
A que no puedes comer solo una
Dicen que la felicidad está en repetir, por eso a veces sueño que estoy estoy cursando de nuevo la misma licenciatura, en la misma universidad.
Es falso que se pueda repetir a exactitud la experiencia, ya nos lo enseñó Heráclito, (no es posible bañarse dos veces en las mismas aguas del río), estamos buscando ingenuamente las mismas emociones placenteras. Por eso funciona el slogan publicitario de las papas fritas “A que no puedes comer solo una”.
Ya dije que cuando una canción me gusta, la pongo mil ocho mil veces, puedo repetirla, quiero sacar toda la experiencia de esa canción, agotarla, desgastarla, que me harte.
Pero no me empalaga, una buena canción no llena, no deja de estar provocando éxtasis, es una espiral en crescendo y se sostiene un tiempo indeterminado en la realidad atemporal de la música. Lo que provoca, lo que trasciende, es el instante fugaz de la belleza.
Releo con emoción primigenia, algunos libros que leí hace décadas.
Cuando pasaba de un grado a otro en la escuela, las asignaturas cambiaban de nombre, buscaba a cuál pertenecían, si a las ciencias duras o a las blandas, siempre me parecieron fascinantes las que estudian las sociedades humanas.
Dos de mis materias preferidas en el plan de estudios de licenciatura las repetí, no por negligencia, sino por mero gusto: inglés y fotografía.
¡Es de tontos!, para todos… para mí: No.
En el año 2000, ya como maestro del curso propedéutico de la UNACH se inscribió a mi clase, un muchacho que asistía feliz a todas las clases, pero en las fechas de entrega de productos finales no entregaba ninguna evidencia de aprendizaje, así que no pasaba. Y, el semestre siguiente aparecía de nuevo, sorprendiéndonos a todos, de nuevo inscrito en el mismo curso. Increíble. Lo hizo tres veces. Al final, se cambió a una universidad privada.
Dicen que la felicidad está en repetir, por eso que mucha gente vuelve varias veces con su ex, pero allí si yo no voy, como decía mi abuelito: “solo una vez se capa el puerco”.
O sea, hay cosas que sí, y hay cosas que no, tampoco se trata de tropezar de nuevo con la misma piedra. (Habiendo otras tantas)
#EsdrasCamacho
02/09/2025
lunes, septiembre 01, 2025
Un largo Viaje
En la secundaria la maestra de español nos invitó a formar un grupo de teatro, yo estuve súper apuntado, dos o tres tardes llegamos a ensayar “Entremés del mancebo que casó con mujer brava” en la que un joven intenta domar a su esposa brava y le ordena al caballo, al gallo, y al perro que le traigan agua, antes de pedírselo a su esposa.
Yo tendría 13 años.
En la prepa ya no incursioné en prepa, pero si en oratoria.
Un compañero de clases en la universidad me invitó a hacer teatro experimental. Íbamos a las escuelas secundarias y preparatorias de Tuxtla y hablábamos con los directivos de la importancia del arte dramático y cómo a través de este la juventud podía ver reflejada su experiencia o no, y de ahí extraer un aprendizaje, después ofrecíamos nuestros servicios profesionales como actores. Siempre tuvimos éxito.
En cada presentación ofrecíamos el mejor esfuerzo en conectar con la audiencia. Aprendimos de forma amateur las técnicas de dirección, vocalización, vestuario, maquillaje. La actuación te ofrece la posibilidad de ser durante realmente otro, no eres el mismo, el escenario es un espejo de ti, sin ser tú.
El tema abordado es de creación colectiva y constituye un llamado a las familias para abordar el tema de la drogadicción y el duelo. En la trama, un joven no encuentra apoyo en su padre viudo, quien decide migrar para superar el trauma. El joven es víctima de la adicción. Después de un tiempo, el padre regresa a casa, solo para sorprenderse con la muerte por sobredosis de su hijo.
La representación la hacíamos tres personas, intercalándonos, cuando dos estaban en escena, uno estaba en tramoya con los efectos especiales. Había días que teníamos hasta tres presentaciones en secundarias y prepas. Los muchachos nos veían como actores famosos, hasta autógrafos nos pedían.
A veces llegábamos a clases con un ligero retardo, debido a la agenda que nos habíamos impuesto en horario extraescolar. Cuando el fundador abandonó la carrera, el equipo se desintegró momentáneamente, pues ya encarrilados los dos que quedamos, decidimos suplantarlo con otro voluntario.
Nuestros ingresos dependían de la colaboración del estudiantado, a veces boteábamos, y otras había una tarifa que la escuela anfitriona cubría. Nos iba bastante bien, tanto que un día, gracias a los padres de nuestra compañera de equipo decidimos llevar nuestra obra “Un largo Viaje” a Ocosingo y Palenque, allí estuvimos como en 5 secundarias, incluyendo el auditorio la Casa de Cultura Fray Pedro Lorenzo de la Nada, en donde acudieron estudiantes de Villahermosa.
Coincidió que el día de nuestra llegada a palenque era día del amor y la amistad, y, después de la dramatización, los alumnos corrían con sus arreglos florales o cajas de regalos para dárselos a sus amigos y, una niña que iba con un juguete de peluche con forma de borrego entre las manos, deambulaba en los pasillos y luego de unos segundos se acercó a mi diciendo: —Toma, hoy traje un regalo, pero no tengo a quien dárselo, creo que tú te lo mereces, porque has hecho un gran trabajo actuando. De regreso a Tuxtla lo tuve mucho tiempo en el buró de mi recámara como un recordatorio de nuestro triunfo.
No me he retirado de la actuación, es un talento que espera el momento de aparecer nuevamente en mi trayectoria.
Estoy en reserva ahora.
viernes, agosto 22, 2025
Él no lo sabía
No sé bien como apareció entre nosotros. Como si no hubiese
tardado su ausencia. Como si hubiese ido al mercado y de pronto se hubiera
acordado que olvidó algo y volvió.
Desde su ausencia andábamos cariacontecidos, nostálgicos
eternamente, nuestra piel se había estirado, la chispa de la sagacidad vital se
había empantanado. Verlo arribar nos dio alegría, nos ilusionaba, pero también
en el fondo sabíamos que se esfumaría, así como había llegado.
Pensé que se asombraría de los cambios en nuestro hogar, sus
fotos, nuestras fotos se habían quitado de la pared, estaban guardadas. Tan
distraído como siempre, fue a donde tenía su ropa y se vistió con ese atuendo
que siempre le gustó, camisa grande de cuadros descoloridos, pantalón de drill
con vestigios de cochambre que no puede despegarse a pesar de las reiteradas
lavadas.
Vi la hora, eran las 10:40 de la mañana, aun no
desayunábamos, pero no estaba seguro de querer hacerlo. ¿Comería también él?
—¿A dónde iremos a pasear hoy? — Dijo.
Mis sobrinos e hijos, quienes él no los conocía, llegaron,
saludaron y se pasaron de largo a instalarse a ver la televisión. A él siempre
le gustaron los niños, a pesar de su diferencia de edad, era muy bueno para
hacerse amigos de todos, pero a estos los vio y los ignoró. Lo que no había
cambiado era su gusto por los dibujos animados y los programas de comedia, cosa
que lo entretuvo, y como en aquellos tiempos lo dejó abstraído.
Pensé que debíamos ocultarle los calendarios, hacerle creer
que no habían pasado los años. Tuve temor de que si salíamos a la calle algún
conocido podría narrarle aquellas novedades ocurridas desde su larga ausencia.
Eso podría provocarle un shok.
Mi madre, esposa y cuñadas se sentaron a la mesa, donde
estaban servidas las quesadillas y la salsa. Yo me quedé acompañando a los
niños y a él en la sala. «¿Iría a comer con nosotros?, ¿Le daría hambre”?
Estaba ahí y algo debíamos hacer. ¿Cómo incorporarlo a nuestra rutina, y por
cuánto tiempo?
Mientras pensaba eso. Tuve antojo de decirle que iríamos a
la alberca y recordé entonces como me había enseñado a nadar, cuanto había
insistido para que no tuviera miedo de aventarme del trampolín. Cuanto afán
puso también cuando me enseñó a conducir, en aquel vehículo de color rojo óxido
de su propiedad y que, por eso, cuando me compré el mío, lo pedí de igual
color. Quise que saliéramos y que él condujera, a ver si decía algún halago o
tenía alguna emoción placentera.
«¿Qué haremos con él?», reflexionaba. Hacía tres años o dos,
que había muerto. Él no lo sabía, y nosotros sí.
domingo, agosto 03, 2025
Este fantasma está siendo feliz.
Llegué a Terán, me bajé antes de la parada oficial. Terán
ahora es Tuxtla, pero antes mucho tiempo antes era Terán, municipio libre.
Sé que hay San José Terán y Terán, pero yo me refiero a Terán
únicamente.
Al bajarme del taxi, observé las vendimias a lo largo de la
calle principal, parecía domingo o verbena popular. Los locales establecidos
ofreciendo al menudeo y mayoreo enseres domésticos, comida, artículos para el
hogar, la oficina, el negocio y la salud. En las esquinas están los cocteles de
frutas o los atoles, o jugos naturales.
Algunos árboles sobreviven a la vera del cauce del Sabinal y
algunas casas de bajareque y teja se mantienen firmemente. No la conozco a profundidad.
Mi experiencia se limita a algunas veces
en las que por motivo de ir o regresar de la escuela caminaba alguna de sus calles.
Su paz imperturbable ante el progreso citadino.
Observé a un operador de telefonía, sacando monedas de una
caseta cerca de la iglesia. Sorprendente. Recordé que en mis días de estudiante
era cosa común usar las tarjetas LADATEL para comunicarme con mis padres en
Motozintla, y apurarme a contar novedades y expresar necesidades.
Sobresale un minúsculo edificio que alberga la casa de la
cultura allí se exhiben libros y fotografías antiguas, de autores teraleños. Hay
a un costado, un rótulo semicaido de lámina oxidada en el que se alcanza a leer
la leyenda de biblioteca pública. Enfrente, bajo el domo, están unas mujeres en
grupo practicando rutina de aereobics.
Al andar recordé a dos o tres amigos que vivián en calles
aledañas y que ocasionalmente visité. El primero un compañero de escuela que
vivía como hippie y el otro un darketo que era amigo de un amigo y un día nos
invitó a desayunar en su casa. Me
provocó risa comprobar que era hijito de mami en casa y en la escuela era otra
persona, por su apariencia era el foco
de atención de muchas de nuestras compañeras.
Hace veintitantos años anduve por acá.
Ursula y yo, salimos de la revisión de tesis en la Facultad,
no sé porque caminamos juntos, ¿o me ofrecía a acompañarla… o ella me lo pidió?
Nos sorprendió una llovizna, nos refugiamos en bajo la cornisa de la caseta de policía,
un árbol de Neem y otro de almendra circundaban el lugar, allí al estrechar su
cuerpo al mío, me dijo —“Hoy ten miedo de mi”. Y, si lo tuve, porque me habían
dicho que le patinaba el coco, pero terminé por llevarla cerca de su casa y
regresé pensando «¿Qué estoy haciendo aquí?».
Avancé y quise comprobar si aun persistían algunos comercios
de aquellos años, y sí, efectivamente allí están resistiendo.
Me vi en toma área, sobre mis hombros, y dije este fantasma
está siendo feliz de volver aquí.
Tuve el impulso de ir hacia donde se ponían los canguros,
con su vendimia, para comprar un cigarro, pero recordé que ya no fumo, y tampoco
vi ningún cangurito callejero.
viernes, julio 25, 2025
Ser feliz es mi color de identidad
Hay filosofía que consumimos a través de distintos medios, somos antena retransmitimos sonrisas o tristezas.
Hay playlist que te invita a degustar vino o café, música para leer, para meditar y respirar, para arrancar el día
Las playlist que nos ofrecen las plataformas de streamming son tendenciosas, pretenden conocer, dominar y manipular nuestro gusto, nos ofrecen lo que quieren que nos guste, pero no siempre es de calidad.
Yo soy ecléctico. “Yo le entro al pulquito, también al champán…Lo mismo les bailo que un tango, que un vals”.
Quizá un día logre conocerme totalmente el Spotify, por ahora soy un pez escurridizo.
Nos quedamos atrapados a veces con algún tema, y se encarna o mimetiza en nuestro ser. Con el hijo desobediente, o con el pobre venadito, música que se nos tatúa y nos instala en una atmósfera real-irreal. Así se construye nuestra tristeza o alegría.
No es una sino varias generaciones las devotas de Javier Solis, Joan Sebastian o Pedro Infante, oírlas nos acerca o aleja sentimentalmente.
Yo iba del bolero a la marimba, del mariachi a lo romántico, sin salvarme de nada. Miguel Gallardo, Camilo Cesto, Vicente Fernández, Vicky Carr y un largo etcétera. Eran aquellos días en que no cualquiera tenía un aparato de sonido, cuantimenos una grabadora con radio incluido en casa.
De las canciones que escuchamos y nos genera una sensación indescifrable. El “Saudade” que los portugueses descubrieron y nombraron. La maravilla, el asombro, el estupor, la paz inquieta, la serenidad ardiente, el grito callado.
A mi me gusta esa canción esa que dice “me gusta el vino tanto como las flores… y ser feliz es mi color de identidad”.
De cuando en cuando, a veces me elevo a alturas insospechadas y otras me voy en espiral al fango, son piezas únicas del laberinto de mi personalidad. Lo reconozco y lo asumo. En esos momentos Nirvana y Paquita la del barrio, Chayito Valdez y Arjona en la sala de espera; hacen fila para cantar-me y generar recuerdos y emociones.
A veces le hacemos el feo a cierto sonido, pero es porque estamos ensimismados, hay que darles paso a las generaciones, estarán contaminadas, influenciadas, manipuladas, pero tienen el derecho de tener su propia biblioteca sentimental, a ti te parecerá horrible… pero quien te asegura la tuya es superior.
Hay lágrimas y sonrisas para todos.
Canta, vive y sueña no te entretengas en juzgar.
Digo ¿no?.
#Esdras Camacho
25/07/2025
jueves, junio 26, 2025
Las puertas del cielo
He estado cerca de la muerte en dos ocasiones.
La primera fue una caída rampante de mi vehículo por una pendiente curva de la carretera en la sierra de Chiapas. Sobreviví milagrosamente. Unos raspones, golpes contusos y dos huesos fracturados que, luego de cuidados intensivos y reposo, recuperaron su movilidad. ¿Qué sentí? Sentí nostalgia por la vida. Esa sensación de que hay que abandonar el juego cuando estaba en su momento mejor. Yo tenía unos 25 años.
La segunda vez fue diez años después, en una visita que hice a Huehuetenango. Nos pusimos de acuerdo por Messenger y a mi llegada ya tenían preparadas las casas de campaña y el plan de ruta para descubrir las bellezas paisajísticas de la región. A la exploración se unieron dos mujeres jóvenes con interés en la fotografía de naturaleza, a quienes invité de última hora. El recorrido se realizó previo acuerdo monetario con un chofer que hizo el viaje en un vehículo compacto.
Ese mismo día estuvimos en el mirador de “Los Cuchumatanes”, un lugar altísimo desde donde a la izquierda se pueden ver las sinuosas veredas hacia otras poblaciones, y a la derecha el bello horizonte donde se forma sobre la ciudad de Huehuetenango una alfombra de nubes que, al paso de los últimos rayos solares y la neblina estacionada o pasajera, lo convierten en un espectáculo majestuoso. La estancia fue fantástica; pudimos apreciar el amanecer en un lago con encumbrados riscos, y arroyos gélidos que se interconectan con otros y derivan en cascadas, siguiendo su curso hacia afluentes mayores, ofreciendo un panorama estremecedor, similar al que se ve en las películas de fantasía épica.
Al día siguiente conocimos otros senderos, uno de ellos fue “Las puertas del cielo”, rocas con formas monstruosas en lo más alto de montañas con caídas al vacío impactantes. Al regresar, me mandaron al asiento del copiloto y los demás, exhaustos, se desparramaron en los asientos traseros. El camino implicaba que el conductor, además de hacer los cambios de velocidad, supiera descender usando la técnica de “frenado de motor”, algo que el conductor ignoraba por completo.
El punto más alto de la Sierra de los Cuchumatanes está a tres mil y pico de metros sobre el nivel del mar, y el conductor iba frenando una cincuentena de veces, sin prever lo que pasaría. Vi cómo pisaba el pedal del freno y el vehículo seguía avanzando mientras giraba el volante para evitar chocar con un autobús que iba delante de nosotros, el cual venía en sentido ascendente. Zigzagueó y pasó entre ambos vehículos en un instante en el que pensé que podríamos morir todos. Me miró con ojos de pánico y le dije: "Encomiéndate a todos tus santos, porque tal vez no salgamos vivos ".
Le indiqué que intentara reducir la velocidad a segunda; si lograba hacerlo, podría disminuir la velocidad. Él respondió: "Voy a intentar reducirla a primera", lo cual hizo. Con el movimiento, mis acompañantes despertaron.
¿Sufrí? Sí. ¿Quién me manda a andar tan lejos de mi familia y casa, y aún en días festivos, días de guardar? El auto se detuvo, descendimos todos. Yo, como buen mexicano, saqué la botella de tequila y me bebí dos tragos para calmar el susto.
¿Qué me quedó de aprendizaje? Que la muerte primero nos asusta y, yo lo quiero disimular, aunque al final nos gane. Mientras tanto, como dice la letra de la canción de Joaquinito …”Si nos llega el fin que nos pille bailando” ¡Salud!
martes, junio 24, 2025
¿Se vale soñar?
¿Se vale soñar?
La vida es un sueño y no queremos despertar. Toda esta vida es un sueño. ¡Qué buena onda! ¿no?... O sea, un viaje, un alucín, un momento momentáneo.
¿Lo mejor de estar vivo será estar soñando?... Se vale soñar. Pero soñamos con los ojos abiertos. Eso es vivir.
Soñar es vital para todos, proporciona descanso y regenera la mente y el cuerpo, permitiéndonos funcionar de forma óptima al día siguiente. Pero eso es la cuestión científica. En la metafísica, son las ilusiones, propósitos y fantasías que se generan a corto, mediano o largo plazo.
Dicen que cuando olvidamos y renunciamos a nuestros sueños, cuando nos resignamos a no alcanzarlos, es cuando se inicia el descenso hacia el final.
Las cosas que nos hacen consumir son los deseos, los sueños. Soñamos con la energía, la juventud, la belleza, la esbeltez, la lozanía, en fin, con la eterna juventud. "El retrato de Dorian Gray" representa la aspiración humana de preservar la juventud a través de un recurso ilusorio que desafía el paso del tiempo. Sin embargo, al tratarse de una transgresión contra el orden natural de la existencia, dicho artificio se desmorona inevitablemente, confrontando al protagonista con el precio ineludible de su hedonismo sin medida. Aun así, en su fugaz tránsito por el placer, encontró un destello de gozo que, aunque efímero, pareció justificar la condena.
Todos, o casi todos, renunciaríamos al status quo estable, solo por uno de aquellos años de juventud. Aquellos instantes en los que nos sentíamos invencibles, inabarcables, indescriptibles, con una adrenalina y una energía para explorar, conocer, descubrir, otros mundos, distintas maneras de habitar la realidad.
Hoy se señala de ridículos a aquellos que se tiñen el cabello o se lo implantan, que se reconstruyen los pómulos, los que a través de cirugías intentan mantener la figura de los años mozos, a quienes se les dice "Ya señora, siéntese", a quienes se les apunta con el dedo, diciendo que sus tiempos ya pasaron.
Hace unos años, durante una visita a la Ciudad de México, estuve en el parque de la Ciudadela y los fines de semana vi a tres o cuatro grupos de bailarines, quienes, a lo largo de tres o cuatro horas, bailaban música de los setenta, ochenta y noventa. Tenían una sonrisa de oreja a oreja y parecían actores de película, con la vestimenta de la época y la coreografía original de los bailes famosos. Un aguafiestas pronunció: "Qué pena me dan los que no aceptan el paso del tiempo".
A mí me agradan los chavorrucos, ¿Qué hay de malo en aferrarse a sus momentos de gloria? Mientras no provoquen daños a terceros.
Le invito a escuchar un temazaso del Gurú del Rock en México don Alex lora, búsquela en su Spotify, le comparto un fragmento de la letra: “Tú eres como un sueño/Y yo tan solo soy un pobre soñador/Tú eres como un sueño/Y de ese sueño nunca quiero despertar/Por eso/Nunca los ojos quisiera volver a abrir/Soñando/Así es como quiero vivir”
lunes, junio 23, 2025
El Nica
Me encontré con un hombre de cincuenta y tantos en el taller mecánico. Él esperaba conversar con el propietario, y yo había llegado para solucionar un problema menor en mi auto. Lo vi con unos tubos de metal como material de herrería, así que le pregunté por su oficio. Él me dijo que tenía habilidad para la hechura de puertas, pero también dominaba la albañilería, la plomería, el armado y la colocación de plafones y techos de policarbonato, entre otros saberes.
Inspirado, me dijo: "Hoy en día, hay gente que dice ser experta en una sola cosa y no saben hacer más. Se preparan para un solo oficio, y mientras trabajan en lo suyo, llega un momento en que le dicen a su cliente: 'Hasta aquí llego, si desea seguir, hable con otro', porque no están capacitados en otras artes". Tomó aire y continuó: "Así es como aprendí, allá en mi tierra en Nicaragua, así éramos, trabajadores y competentes en todo. Hoy en día, se conforman con dominar una sola habilidad y no saben de lo demás".
"El otro día, el presidente —porque él y yo así nos tratamos, nos conocemos desde que llegué por primera vez aquí y comenzó a darme trabajo, ya tiene de eso como doce años—, el presidente me contó que iba a una comunidad con una comitiva de 4 o 6 obreros, uno para cada tarea, y les faltaba alguien. El obrero que sabía de plomería no podía avanzar, y ahí se complicaron las cosas para los otros cuatro. Le dije: 'Llévame solo a mí la próxima vez'. Así que otro día, fui con el contratista y trabajé bien en su proyecto. Allí abajo, tenían que pavimentar y esquinar las banquetas, y estaban teniendo problemas con el peso o la dirección de los drenajes pluviales. Llegué yo y les mostré cómo debían hacerlo". "Ya tengo mis años, pero aún estoy activo, porque siempre puede surgir alguien mejor que yo. Nunca falta un joven que quiera competir, pero las cosas están así... No creo que salga alguien mejor. Los trabajadores competentes ya no están surgiendo. Por una razón, quieren ganar fácil y mucho, pero no, se lo tienen que ganar con esfuerzo. Ya no quieren aprender, solo quieren depender de la inteligencia artificial, como si solucionar problemas en la vida requiriera eso".
"Me casé porque en Nicaragua tenía a mi mujer y a mi hija, pero los dejé al venir aquí y nunca regresé. Al principio me junté con una Catracha, pero nuestras formas de vida eran demasiado distintas. Ella quería levantarse tarde y hacer poco, así que decidimos separarnos. Después, me uní a una mexicana, pero ahora no está conmigo. Le construí una cabaña allá, sabes, en ese lugar donde aquel camión se salió de la curva y se llevó a un montón de pasajeros. Ahí, en ese lugar, le construí una casa con puertas abatibles sin usar ni un punto de soldadura. En otros lugares, habrían soldado a más no poder, pero yo prefiero una unión sin soldadura, solo ensambles, y así lo hice. Pero ella está ahora en Tijuana".
"Actualmente, vivo aquí en el boulevard. ¿Conoces la llantera de la esquina con una escalera de metal afuera? Esa es mi casa, me encontrarás ahí. Soy Enrique, pero todos me dicen 'El Nica'. Sé que aquí hubo otro 'Nica' famoso por ser trabajador, y eso me agrada porque así somos los nicaragüenses, fuertes y orgullosos, capaces de hacer de todo y hacerlo bien para que nos recuerden. Si necesitas algo, aquí me tendrás, o también puedes preguntar por el güero, él puede ser nuestro punto de contacto. Que te vaya bien".
Nos despedimos, y le dije a mi hijo de catorce años que me acompañaba: "Así era la gente antes, ya no quedan muchos como ellos. Las nuevas generaciones se especializan en una sola cosa, y si fallan en eso, no saben qué hacer. Uno siempre debería seguir aprendiendo para estar preparado en cualquier situación inesperada".
Hay de todo, migrantes que vienen a enseñarnos y otros que vienen a aprender.
La Vegetariana
Yeong-hye es la protagonista del libro “La Vegetariana” de la Premio Nobel de Literatura Han Kang. Es una destacada profesional en el ámbito universitario, tiene un esposo y una familia ordinaria, pero de repente decide volverse vegetariana. Esto altera su círculo afectivo y el choque resulta en confusión y violencia.
Yeong-hye pide, a través de su papel en la novela, respeto a la diferencia y la ruptura con lo que se espera de su género. Es una denuncia y un llamado a la sensibilidad de aquellos que se ven confrontados por la diferencia.
Existe un dicho popular que se utiliza con frecuencia en discusiones: “La mayoría gana”. Se dice cuando se comunica una decisión que no es unánime, pero a la que todos deben acatar, de lo contrario sufrirán algún tipo de presión para integrarse. Sin embargo, integrarse implica renunciar a la esencia de la vida. Nos resulta difícil ver las cosas desde la perspectiva del otro y nos enojamos con la diferencia.
El libro trata sobre la búsqueda de una persona por experimentar, según su criterio, un estilo de vida distinto. Según la norma, “todos deberían tener derecho a decidir sobre su cuerpo siempre y cuando no lastimen a terceros”.
Aunque existen varios personajes en la historia, los principales son ella, su hermana y su cuñado. A lo largo del relato, desde nuestra comodidad, presenciamos el debate, el abismo, el dilema. Es inevitable que, según nuestra percepción, tomemos partido, pero el bando elegido suele ser el de la mayoría, aunque no necesariamente el correcto.
La lectura de “La Vegetariana” nos invita a reflexionar sobre nuestros roles. ¿Hasta qué punto los elegimos y hasta qué punto los soportamos? ¿Cómo podemos mantenernos al margen cuando algo que observamos nos parece fuera de contexto?
“Ya no soy un animal, hermana”, dijo, observando primero la sala vacía como si estuviera a punto de revelar un secreto trascendental. “No necesito comer, ahora no. Puedo vivir sin ello. Solo necesito la luz del sol”. CITA DEL LIBRO: “LA VEGETARIANA” DE Han Kang.
La paz y el respeto a la diferencia es una frase que suena bien y que entonamos a coro cuando se trata de promover la justicia, pero su esencia no emerge cuando nos enfrentamos a circunstancias desconocidas. Lo extraño y asombroso nos horroriza y nos impulsa a querer corregirlo.
Al terminar el libro, pensé que era un abrazo a la humanidad, una voz que habla por aquellos que no son aceptados y que señala temas que pasan desapercibidos al estar en la mayoría.
La ilustración de la portada del libro nos adelanta lo que encontraremos en su interior.
Traductor: Sunme Yoon.
Número de páginas: 240.
Tiempo de lectura: 5h 40m.
#EsdrasCamacho
viernes, junio 13, 2025
El Óscar de Cuarón o Iñárritu también es tuyo
El Óscar de Cuarón o Iñárritu también es tuyo, el Nobel de Marie Curie, también tuyo, también nuestro. Cuando uno de nuestra especie se supera, aquel que rompió las ataduras de la esclavitud, la ignorancia o la pobreza, que es lo mismo, deberíamos estar dichosos.
¿Quién alimenta tu talento? Excelente pregunta. ¿Por qué de pronto surge un bailarín en la familia, un cantante, un pintor? ¿Será un don divino? Todos están, estamos todos. Somos la gran sustancia amalgamada, la misma genialidad de Picasso, Dalí, John Lennon, Mussolini, esa misteriosa esencia conectada a lo largo de todas las épocas. Si menciono a mi tío Carlos Gardel o a mi Compadre Juan Rulfo, en algún punto hay algo cierto que nos conecta, aunque la ciencia afirme rotundamente que no compartimos códigos de parentesco comunes. Lo que ocurre es que ignoramos. Por eso hay que prepararse, dilucidar y desentrañar el misterio, eso que Albert Einstein expresaba: “El misterio es la experiencia más hermosa y fuente de todo conocimiento”. Si reflexionamos sobre qué nos conecta, cuál es el nexo entre nuestros vecinos, es probable que encontremos pocos elementos al principio, pero si luego ampliamos nuestro rango a todos nuestros conocidos, ¿qué nos hermana? ¿De qué hablo? De la experiencia humana. Un grillo suena de la misma manera en tu casa que en la mía, ¿también sientes ese zumbido en los oídos y no sabes de dónde viene ese sonido? Un perro ladra y ataca según las circunstancias, los zancudos molestan por igual sin importar la raza, credo, color o posición social. El aburrimiento, una situación de peligro, un momento sorpresivo, un recuerdo memorable son el combustible del artista. Con ellos, de forma inconsciente, hacemos uso de esos recursos en nuestra cotidianidad, en nuestro día a día. El compositor Francisco Gabilondo Soler, conocido también como el grillito cantor, era un lector voraz de fábulas y cuentos infantiles, pero también un gran observador de su entorno, de su cotidianeidad. Todo nos inspira de forma visible e inmanente, está manando y fluyendo, arriba y abajo, a un lado y al otro, la belleza, lo fascinante. Podemos descubrirlo o no. Alguien mencionaba en un tono metafísico que los escritores, cuentistas, poetas, compositores somos como antenas que captamos la señal de donde provenga y la transcribimos en letras en cuanto tengamos la señal clara. A veces no expresamos nada porque no estamos captando la señal. Si no captamos la señal de inmediato, no hay motivo para entristecerse. El truco es orientar bien nuestras antenas.lunes, junio 09, 2025
¿Cómo sabemos que es arte lo que tenemos enfrente?
¿Cómo sabemos que es arte lo que tenemos enfrente?
Si te es indiferente, no lo es.
Pero puede deberse a dos cosas, que no lo sea, o bien, que tu sensibilidad al arte sea limitada o nula.
Cualquier manifestación humana que provoque alguna emoción positiva o negativa, lo que te trastorna, te inquieta, te cuestiona, lo que te confronta o enternece, es por mucho una obra de arte.
Encontramos millones de sonidos, imágenes, sabores, texturas, aromas y experimentamos agrado, interés, asombro, fijación, contemplación, deseo, o, no. No pasa nada si no lo experimentamos, pero difícilmente no experimentamos nada, estamos hechos para sentir. Entonces el arte es sentir algo.
Los recuerdos que tenemos pueden ser arte también. La evocación del instante alegre o triste es arte también. Aunque es solo sea interno, no obstante, quizá te inspire a tomar otra actitud o asumir una postura con respecto a distinto tema. Decimos que no sabemos de donde llega la inspiración, porque no tenemos la lupa, la memoria no es un radar que nos encuentre el punto en donde surgió y conectó la imaginación para manifestarse en otras expresiones estéticas.
"Esta tarde vi llover" ha sido una canción muy popular y ha sido versionada por una amplia gama de artistas, tanto en español como en inglés. Su autor Armando Manzanero, relata en una entrevista al canal 2 de televisión en México, que le nació la idea una tarde que sale de uno de sus empleos (Tenía 3), era quincena y tenía entre uno y otro un intervalo de tres horas o más, así que se le ocurrió aprovechar el momento para compartir un antojo, llamó a su casa y le dijeron que su esposa y sus hijos no estaban, marcó a su mejor amigo y le avisaron que no estaba, marcó a casa de sus papás y su mamá le dice que si va a llegar que lleve comida porque no hay nada en casa.
Armando Manzanero va solo a un restaurante, pide su almuerzo, se sienta y sorpresivamente comienza a llover, todo como en una película. Él añade cuanta gente hay así, tiene con que, pero no tiene con quien.
Cuando falleció el compositor yucateco, la Sociedad de Autores y Compositores hizo un llamado para que se homenajeara el artista. La iniciativa consistía en abrir una ventana de tu domicilio e interpretar este tema, lo cual fue realizado y videograbado por varios internautas.
Son inspiradores, la soledad, el engaño, el dolor emocional, la belleza natural, la tristeza. Podemos tener un caudal de información para extrapolarlo, ponga atención a sus recuerdos, evóquelos, inspírese y póngase a construir arte.