viernes, junio 13, 2025

El Óscar de Cuarón o Iñárritu también es tuyo

 El Óscar de Cuarón o Iñárritu también es tuyo, el Nobel de Marie Curie, también tuyo, también nuestro. Cuando uno de nuestra especie se supera, aquel que rompió las ataduras de la esclavitud, la ignorancia o la pobreza, que es lo mismo, deberíamos estar dichosos.

¿Quién alimenta tu talento? Excelente pregunta. ¿Por qué de pronto surge un bailarín en la familia, un cantante, un pintor? ¿Será un don divino? Todos están, estamos todos. Somos la gran sustancia amalgamada, la misma genialidad de Picasso, Dalí, John Lennon, Mussolini, esa misteriosa esencia conectada a lo largo de todas las épocas. Si menciono a mi tío Carlos Gardel o a mi Compadre Juan Rulfo, en algún punto hay algo cierto que nos conecta, aunque la ciencia afirme rotundamente que no compartimos códigos de parentesco comunes. Lo que ocurre es que ignoramos. Por eso hay que prepararse, dilucidar y desentrañar el misterio, eso que Albert Einstein expresaba: “El misterio es la experiencia más hermosa y fuente de todo conocimiento”. Si reflexionamos sobre qué nos conecta, cuál es el nexo entre nuestros vecinos, es probable que encontremos pocos elementos al principio, pero si luego ampliamos nuestro rango a todos nuestros conocidos, ¿qué nos hermana? ¿De qué hablo? De la experiencia humana. Un grillo suena de la misma manera en tu casa que en la mía, ¿también sientes ese zumbido en los oídos y no sabes de dónde viene ese sonido? Un perro ladra y ataca según las circunstancias, los zancudos molestan por igual sin importar la raza, credo, color o posición social. El aburrimiento, una situación de peligro, un momento sorpresivo, un recuerdo memorable son el combustible del artista. Con ellos, de forma inconsciente, hacemos uso de esos recursos en nuestra cotidianidad, en nuestro día a día. El compositor Francisco Gabilondo Soler, conocido también como el grillito cantor, era un lector voraz de fábulas y cuentos infantiles, pero también un gran observador de su entorno, de su cotidianeidad. Todo nos inspira de forma visible e inmanente, está manando y fluyendo, arriba y abajo, a un lado y al otro, la belleza, lo fascinante. Podemos descubrirlo o no. Alguien mencionaba en un tono metafísico que los escritores, cuentistas, poetas, compositores somos como antenas que captamos la señal de donde provenga y la transcribimos en letras en cuanto tengamos la señal clara. A veces no expresamos nada porque no estamos captando la señal. Si no captamos la señal de inmediato, no hay motivo para entristecerse. El truco es orientar bien nuestras antenas.

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