Me encontré con un hombre de cincuenta y tantos en el taller mecánico. Él esperaba conversar con el propietario, y yo había llegado para solucionar un problema menor en mi auto. Lo vi con unos tubos de metal como material de herrería, así que le pregunté por su oficio. Él me dijo que tenía habilidad para la hechura de puertas, pero también dominaba la albañilería, la plomería, el armado y la colocación de plafones y techos de policarbonato, entre otros saberes.
Inspirado, me dijo: "Hoy en día, hay gente que dice ser experta en una sola cosa y no saben hacer más. Se preparan para un solo oficio, y mientras trabajan en lo suyo, llega un momento en que le dicen a su cliente: 'Hasta aquí llego, si desea seguir, hable con otro', porque no están capacitados en otras artes". Tomó aire y continuó: "Así es como aprendí, allá en mi tierra en Nicaragua, así éramos, trabajadores y competentes en todo. Hoy en día, se conforman con dominar una sola habilidad y no saben de lo demás".
"El otro día, el presidente —porque él y yo así nos tratamos, nos conocemos desde que llegué por primera vez aquí y comenzó a darme trabajo, ya tiene de eso como doce años—, el presidente me contó que iba a una comunidad con una comitiva de 4 o 6 obreros, uno para cada tarea, y les faltaba alguien. El obrero que sabía de plomería no podía avanzar, y ahí se complicaron las cosas para los otros cuatro. Le dije: 'Llévame solo a mí la próxima vez'. Así que otro día, fui con el contratista y trabajé bien en su proyecto. Allí abajo, tenían que pavimentar y esquinar las banquetas, y estaban teniendo problemas con el peso o la dirección de los drenajes pluviales. Llegué yo y les mostré cómo debían hacerlo". "Ya tengo mis años, pero aún estoy activo, porque siempre puede surgir alguien mejor que yo. Nunca falta un joven que quiera competir, pero las cosas están así... No creo que salga alguien mejor. Los trabajadores competentes ya no están surgiendo. Por una razón, quieren ganar fácil y mucho, pero no, se lo tienen que ganar con esfuerzo. Ya no quieren aprender, solo quieren depender de la inteligencia artificial, como si solucionar problemas en la vida requiriera eso".
"Me casé porque en Nicaragua tenía a mi mujer y a mi hija, pero los dejé al venir aquí y nunca regresé. Al principio me junté con una Catracha, pero nuestras formas de vida eran demasiado distintas. Ella quería levantarse tarde y hacer poco, así que decidimos separarnos. Después, me uní a una mexicana, pero ahora no está conmigo. Le construí una cabaña allá, sabes, en ese lugar donde aquel camión se salió de la curva y se llevó a un montón de pasajeros. Ahí, en ese lugar, le construí una casa con puertas abatibles sin usar ni un punto de soldadura. En otros lugares, habrían soldado a más no poder, pero yo prefiero una unión sin soldadura, solo ensambles, y así lo hice. Pero ella está ahora en Tijuana".
"Actualmente, vivo aquí en el boulevard. ¿Conoces la llantera de la esquina con una escalera de metal afuera? Esa es mi casa, me encontrarás ahí. Soy Enrique, pero todos me dicen 'El Nica'. Sé que aquí hubo otro 'Nica' famoso por ser trabajador, y eso me agrada porque así somos los nicaragüenses, fuertes y orgullosos, capaces de hacer de todo y hacerlo bien para que nos recuerden. Si necesitas algo, aquí me tendrás, o también puedes preguntar por el güero, él puede ser nuestro punto de contacto. Que te vaya bien".
Nos despedimos, y le dije a mi hijo de catorce años que me acompañaba: "Así era la gente antes, ya no quedan muchos como ellos. Las nuevas generaciones se especializan en una sola cosa, y si fallan en eso, no saben qué hacer. Uno siempre debería seguir aprendiendo para estar preparado en cualquier situación inesperada".
Hay de todo, migrantes que vienen a enseñarnos y otros que vienen a aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario