La música de esa cantina –la de enfrente-
Me está robando la paz
Llueve y espero el taxi
Terrible música solo para borrachos
El torrencial se sostiene indolente
Una mujer ha aparecido y en sus labios la estrofa
De “ayúdame a creer…”
Y esa belleza que salva lo tétrico de esa fachada
Rostro dislocado, cuerpo contoneante
¿A que habrá salido?
¿Para qué… por qué?
El pensamiento ha brincado la acera
Apretujo esa silueta
Le hago caricias
Me envuelvo en sus pasos
Tres, dos, tres, dos.
Tres dos
El acordeón de los Tigres del norte remata diciendo
“Tú, me robaste el alma… tú
me robaste el amor”
La tarde se ha ido….
La lluvia no es pretexto
Ya no quiero hacer el viaje.
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