Ayer bebí demasiado café…
Como había de ser en la compañía
anfitriona de un tenor de la escritura.
Un viaje el insomnio, no dejé de
pensar en la última escena, voy a las viandas del parque central y mientras
ceno unos tacos suaves, de fondo tengo una orquesta de marimba tocando supongo
las últimas piezas, música de antaño, pasan de las diez y media de la noche y
si que hubo fiesta.
Hace algún tiempo, mientras
estudiaba el bachillerato suponía que estudiaría la universidad en Comitán, pero
no fue así, la carrera que buscaba no estaba acá. Entonces no hubo quien me presentara, nadie me
hablo de ella, yo la descubrí, yo que de paso a Tuxtla en el autobús, decía, un
día vendré.
Será la memoria de aquella película
de Woody Allen, en la que por las noches en cierto lugar en un alucine se
encuentra con Picasso, Hemingway, Dh. Lawrence, etcétera y mi arrebato
sostenido recorriendo sus curvas. Vengo cada que puedo a extraer como los
mineros, un tanto de iluminación, todos deberíamos tener un romance en la vida
así, como yo lo tengo con esta ciudad.
El aroma de la flor de durazno es
una exquisitez, más si es por la mañana, en ayunas, y los rayos de sol que van
iluminando las tejas de los techos, como las olas del mar cuando van ganando terreno.
¿Qué sigue?
Desayunar claro.
Una de mis personalidades, la
bufonesca me ha dicho, imagínate que te dijeran ¡Calle Para siempre!
Me demoro viendo los entresijos de las piedras
en las calles de la ciudad, acordándome de aquel relato de Rosario cuando fue
niña y piensa que una de las bestias de carga al verle sus bracitos tan
delgados pasar cerca de su hocico, en vez de morderla, se iban a reír de ella.
Entonces ¿Qué embrujo me trae?...
hasta acá.
Busco el fantasma de Rosario, el
de su Nana, el de Mario, quiero decirles, no permitan que la realidad nos despierte,
que no me avergüence de este arrebato que hoy escribo como testimonio.
Y, yo que junto mis ahorros, de poco
en poco para venir acá, para amarte, porque quizá haya otros que lo hagan
también, a ver quién se cansa primero, si ellos, o tú, o yo.
Hay una eternidad para nosotros.
Voy a casarme con Comitán… no en
Comitán,
con Comitán,
y tendremos muchos comitecitos,(as).
Me gorgeas
Me viertes
Yo te suspiro
Yo te encamo
Te bebo
Tú me fertilizas.
¿Y si me lo encontrara… será que me quisiera Rosario, no
diría que tengo una cara igual que todos? ¿Y se fuese brincando, viendo otros rostros?
Digo esto mientras deambulo absorto sus calles y contemplo
su majestuoso espíritu blanco exhala el horizonte.
07/03/2025
#EsdrasCamacho
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