Otra de las personas con las que tengo plática para concluir y empezar mil ocho mil mundos es Maria Auxilio. Maux.
Hace décadas mientras cursaba la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UNACH llegábamos al teatro de la ciudad los estudiantes de la universidad y hacíamos antesala en los escalones, mientras iniciaban las funciones de la muestra internacional de cine, ella llegaba sola o acompañada, pero al instante ya tenía con quien hablar del contexto o del Director, de la escenografía, de la temática de la película. Yo no me acercaba porque estaba en mis propias ondas.
Ya como profesor de asignatura en la Universidad del Valle de México en Tuxtla, coincidimos de forma azarosa en la sala de computación, así como si me conociese me hizo la advertencia de que vacunara mi USB, después de usar alguna de esas computadoras.
Nos hicimos amigos y nos hemos acompañarnos, algunas veces de manera telefónica en una charla que pretende solo ser un saludo sencillo y se extiende platicando de cosas en común como procrastinadores profesionales.
Yo iba a su casa a leer ediciones recientes o atrasadas de periódicos como El País de España y Le Monde Diplomatique de Francia, al tiempo de oír jazz, blues y rock. Me gusta su charla porque, aunque es de un amplio bagaje cultural lo tropicaliza para hacerlo entendible a cualquiera.
Ha presentado distintas exposiciones fotográficas en el estado, en el país y en el extranjero. Le he visto pocas, pero las pocas fotografías que le he visto, me han dejado impresionadísimo.
Conozco alguna de sus facetas, no ha habido suficiente tiempo para conocer las demás. Sabe de Sociología, psicología, filosofía, poesía, fotografía, medicina ancestral, yoga y quien sabe cuantas cosas más. Gracias a ella he descubierto excelentes intérpretes, grandes autores, magnificas películas.
Me ha compartido y he aprendido a entender su sentido de la amistad más allá de las simples expresiones retóricas, una amistad es empatía y atención, tan difícil en estos tiempos.
No nos habíamos visto, hace días estuve en San Cristóbal y nos pusimos al día. Tuvimos oportunidad de desayunar en su domicilio, hacer un paseo a un parque temático, una cafetería temática, una antesala en el parque central y la deliciosa comida asiática con dos o tres kombuchas.
Sigue siendo leal a ella misma, sigue siendo la que traté hace dos décadas. Una artista apasionada, critica, rebelde, propositiva, humana, generosa y alegre.
Hoy le llamé, conversamos unos minutos, me hizo sugerencia de algunas películas que ha visto, me ha puesto al corriente de sus proyectos, concluimos y al colgar, me di cuenta que hacía falta que siguiéramos hablando más, había muchísimo más que contarnos.
Será Pronto.
#EsdrasCamacho