viernes, noviembre 29, 2024

Aforismos con el príncipe

 Un aforismo es un proverbio sencillo de pronunciar y de entender, resume una verdad propia de la circunstancia. 


Las hemos escuchado desde la etapa más temprana, se nos dijo: “El que mancha pared y mesa, demuestra su bajeza”; “Más sabe el Diablo por viejo que por diablo”; "El muerto y el arrimado a los tres días apestan". Nuestras lecciones más grandes de pensamiento las heredamos de nuestro entorno inmediato, son frases originales o repetidas que nos transmiten los mayores. 


Hay un deseo de protección en sus palabras. “No hagas lo que yo hago, haz lo que digo”, nos decía el maestro de sexto de primaria, que se iba a una esquina de la calle a fumar.  Nuestros padres y mayores, nos han educado con el ejemplo, pero también con la palabra. 


Solamente el tiempo decide cuales son las que nos servirán, o no, las que aceptaremos y a su vez las emplearemos para pronunciarlo nosotros a la siguiente generación. 


Cuando expresamos nuestros sentimientos al primer amor, somos poéticos, filósofos, y ensayamos con frases comunes: “Eres la piña de mis tacos al pastor”. 


Los conferencistas de motivación y superación personal, nos regalan enormes aforismos como “comienza fingiendo y terminarás siéndolo”, “En la vida, mucha gente sabe qué hacer, pero pocos hacen lo que hacen”, “El éxito es hacer lo que queremos hacer, cuando queremos, donde queremos, con quien queremos.”

 

Puede ser también la esperanza y la fortaleza, un argumento irrefutable. “Que el bien llegue a todos”, “Que lo Divino proteja al maestro y al estudiante”, “Llévame del camino de la ignorancia a la verdad”.


Los cantantes también nos comparten aforismos, ese estribillo que se queda en nuestra memoria y la coreamos por lo bajo o por lo alto, entusiasmados de apegarnos a la filosofía de la canción “Que te ruega quien te quiera, que yo no lo voy a hacer” nos dice el interprete de la Banda el Recodo, “Lo mismo, les tomo tequila o mezcal, yo le entro al pulquito, también al champán” vocifera en el Aventurero, Pedro Fernández. 


En estos días que se puso de moda don José José en mi hogar, gracias a la incipiente cultura musical de mi pequeño hijo, he podido descubrir y aprender diez aforismos en sus canciones. Aquí se los comparto. 


1.- Canción Amar y querer: “El querer pronto puede acabar. El amor no conoce el final”  

2.-Cancion Lo que no fue, no será: “Lo que un día fue, no será. Ya no vuelvas a buscarme”

3.- Canción si me dejas ahora: “Estoy preso entre las redes de un poema. Eres tú quien me puede ayudar o me condena”

4.- Canción Lo dudo: “Anda y ve. Te está esperando. Anda y ve”

5.- Canción Almohada: “Pero todo pasa y a los sufrimientos, como a las palabras, se las lleva el viento”

6.- Canción Gavilán o Paloma: “Hay que ver cómo es el amor Que vuelve a quien lo toma, Gavilán o paloma”

7.- Canción Lo pasado, pasado. “Ya lo pasado pasado, no me interesa (el ayer)”

8.- Canción El triste: “Qué triste todos dicen que soy. No saben que pensando en tu amor, en tu amor. He podido ayudarme a vivir”

9.- Canción Amor amor: “Amor, amor, Que te pintas de cualquier color. Tan profundo como el viento. Tan lejano como el tiempo y tan cierto como el sol”

10.- Canción Me basta. “No quiero saber quién es tu dueño dame lo que tú me puedas dar corazón, que yo lo acepto”


*¿Algún otro? *


#EsdrasCamacho

29/11/2024


viernes, noviembre 22, 2024

Una sonrisa significa mucho.

 Una sonrisa significa mucho.

Hay quien no sabe reírse, ni de sí mismo, ni de algo. Si hicieran un recuento de las veces que rieron sería solo cuando nacieron y un día le hicieron mohines y/o cosquillas.  No sé que representan, solo sé que se percibe el temor, el rechazo, la apatía, el desinterés. Un rostro inexpresivo es una fortaleza. De esos ocupan para cobrar a los deudores o para atender en las ventanillas de instituciones burocráticas.

 

Reír no le es necesario, porque pierden la compostura, la seriedad, la autoridad.

 

Estoy seguro que rieron, que, en la vida, no muchas, quizá, pero si algunas ocasiones experimentaron ese placer, algo les hizo saber que era ilegal, inmoral o que engordaba, porque dejaron de hacerlo.

 

Cuando trabajé en una institución educativa de mucho caché, catego y alcurnia en Tuxtla Gutiérrez, se distinguió una niña estudiante de bachillerato que, aunque tuviera muchas ganas, no reía, para molestarla sus compañeros parodiaban distintas escenas de películas o superhéroes, payaseaban y ella incólume pasaba de largo. Un día en que revisaba sus tareas, me dijo que no reía porque no quería que le salieran arrugas, y por eso cuando era inaguantable sus ganas de reír, lo hacía con la comisura de sus labios en forma de o, diciendo oh oh oh oh oh. Cuanta tortura.

 

También por esos años, una compañera de trabajo, inteligentísima en la universidad, andaba siempre con el ceño fruncido, amargueaba cualquier desliz o intento de cotorreo, fuese del color que fuese.

 

Hay otras que son como edecanes de agencia de autos deportivos, enzapatilladas enseñan el talle largo, la esbeltez de las costillas, la cimentación de sus tobillos, el torax erguido y combativo, y la boca cerrada a niveles caricaturescos, como si le hubieran dicho que en boca cerrada no entran moscas.

 

¿Qué necesidad de andar siempre serios, porqué actuar como busto de yeso de  héroe de la independencia?.

 

No me las imagino bebiéndose una cerveza, viendo una película o haciendo el amor con esa cara, ¿Por qué entonces parece que es la única que tienen todo el tiempo?

 

También hay hombres malencarados que atemorizan, ahuyentan a aquellos ingenuos que desean interactuar, cuando es muy necesario responden con esa mala cara que grita, además soy malo.

 

Me acuerdo del grinch. El Grinch (película de 2000 protagonizada por Jim Carrey) El Grinch no reía porque su corazón estaba dos tallas más pequeño, lo que simbolizaba su falta de amor y empatía. Vivía lleno de resentimiento y amargura. Su incapacidad para comprender y compartir la felicidad de los demás lo mantenía atrapado en un ciclo de soledad y negatividad.  

 

Yo procuro reír porque es saludable. Se reduce el estrés, se fortalece el sistema inmune, se generan vínculos con otras personas, estimulas el cerebro y el corazón. Rio, aunque sea fingido.

 

Y también hay gente a la que le gusta la marihuana. Porque hace reír.

Me han dicho.


jueves, noviembre 21, 2024

¿De que no quiero hablar?

 

¿De que no quiero hablar?

 

No quiero hablar de las preocupaciones.

De las vidas que no tuve, ni tendré.

No de responsabilidades, arrepentimientos, mortificaciones

No hablaré de la rutina, de la arrogancia ajena, de mis heridas internas.

No del pasado nostálgico, no guardo las ideas porque no las tengo.

 

No de ellas, las punzadas vividas.

No de reyes, ni reinas, fantoches, pueriles.

 

¿De que más no quiero hablar?

De lo decepcionante que he sido para varios

De mi formalidad en los años presentes.

No de la escuela, ni de ninguna otra cosa semejante.

Ni de mis influencias, malas compañías, no de mis secretos –Porque no tengo–  

 

Ni estadistas, astros, comentaristas.

Ni de reencarnación o trascendencias.

Ni límites, ni fronteras.

 

Un tranvía espera por nosotros.

Mientras nos distraemos.  

 

Las llamas del arte están encendidas

Yo no quiero hablar más que de eso

De lo eternos que nos creemos y que no somos.

Descartamos por trivial, aburrido y desesperante.

 

El frío que nos habita y la ternura del polvo.  

 

De eso quiero hablar.  

jueves, noviembre 07, 2024

¿Conoces Gente así?


 

¿Conoces gente así?

En el mundo hay micrófonos y altoparlantes

Hay seis mil millones de habitantes

Hay gente ordinaria y gente elegante

Pero, pero, pero

… No hay nadie como tú

-          Calle 13

Vengo a la computadora y … ¿Qué venía yo a hacer?.

Bajo por un café y me distraigo, subo y vuelvo a bajar porque el café se ha quedado en la cocina. Llego y me entero que hacen falta tortillas, pero me falta también efectivo para pagarlas, debo de ir al cajero para hacer un retiro, pero no sé donde dejé mi cartera, yo no sé donde la dejé, no le he dicho a nadie, pero llevo casi una semana que no sé donde la dejé, debe de estar por allí, por allí también debe de estar la copia de las llaves de la moto, estoy usando las llaves de repuesto, pero si extravío estas, a fuerza debo de encontrarlas. Y con el efectivo, lo resuelvo haciendo retiros sin tarjeta, el problema es que a veces tampoco encuentro el móvil.  

 

¿En que estaba?... si, que estaba en la computadora, y que venía a leer y/o a escribir, pero antes quiero escuchar algo de música, ¿Qué música?, lo de siempre o algo nuevo. No debo dejar que la aplicación me domine, pretende saber mis gustos, si pongo algo que es balada pop, me ofrece toda la onda noventera, y ochentera, claro sabe mi edad. Cree que yo oigo lo que oyó mi generación, pero no es así, mientras todos oían lo del momento, yo estaba en otras esferas.

 

Soy ecléctico, son holístico sincrético, sintético, equidistante.

 

Si pudiera hablar la computadora, si pudiera decirme lo que de mi sabe, lo exasperante que puedo ser, cuando la enciendo, y la abandono, salgo a dejar a mis hijos y esposa a la escuela, vuelvo, y en vez de sentarme de nuevo a lo que estaba yo haciendo, me acuerdo que tengo una lectura pendiente, uno de tantos libros que no he terminado, son tantos y tantos, son pirámides de libros que van de la altura de la computadora en el escritorio hasta el suelo, a veces lo subo al colchón, pero luego cuando me duermo lo paso a la mesa de la compu, pero cuando vengo a la compu, lo paso al suelo, porque ya no hay espacio en el librerito que tengo aquí en el mediano cuarto,  por si se ofrece leer algo pronto.

 

Abro el libro, y pienso, que música puede acompañarme a leer ¿Música clásica, Blues, rock marimba? No mejor nada, leo. Es una crónica de Juan Villoro, está hablando de que hace un viaje y en el aeropuerto de una ciudad del norte, se ha subido a un avión de hélice, ignoro si explica en su crónica, porque lo aborda, entiendo que va a Ensenada, estoy leyéndolo, y siento que algunas cosas se me están pasando por alto, no pasa nada, es así, siempre ha sido así desde siempre leo y se me pasan detalles, puede ser que mi cerebro los omita, los discrimina, porque sabe que no es necesario que los recuerde, confío en mi intuición de encontrar el tema central, el conflicto central, la savia, el jugo, el oro más pulido de la historia. Villoro reseña de una mujer que se le sienta a un lado a pesar de que le han dicho que no deben de sentarse donde quieran, si no donde les asignen para equilibrar el peso.

 

El hecho es que está leyendo un libro. Si es un libro que se llama “El día de todas las almas”, como va vestido de negro y sobresale su cuello blanco al final de su suéter negro, la mujer que va a su lado, cree que es sacerdote, y le hace una pregunta con fines espirituales.

 

De inmediato fui a la computadora, la que estaba encendida desde temprano, pero no había leído ni escrito nada, primero porque fui a dejar a mis hijos, segundo por que olvidé el café, tercero porque me distraje buscando una canción, y luego me puse a leer. Aquí hago una pausa porque puse a cocinar algo en la estufa, no debo de olvidar eso, de lo contrario se irá por la borda la comida del día.

 

Después Googleo el libro que está leyendo Juan Villoro y lo intento comprar, pero no es posible, porque por azares de la tecnología, no registra bien mi ubicación. En fin, recuerdo que quería escuchar algo de música, voy a poner a Rockdrigo.

 

A falta de tener con quien charlar, converso con mi alter ego, y le digo:

–¿Te acuerdas de la entrevista que vimos que le hicieron a Guillermo Arriaga?

–¿Cual entrevista?

–La que vimos apenas, y él habló del trastorno de Déficit de Atención que ha tenido desde siempre, y como ha lidiado con eso.

–Es cierto ya me acordé, por eso empatizo mucho con él, con todos los artistas.  ¡Que difícil ha de ser artista! Que difícil ser disciplinado.

–Por supuesto, pero así es esto.

 

Vuelvo a sentarme frente a la computadora, en la hoja en blanco. ¿Qué venía yo a hacer?

 

¡Mejor me voy a la cocina!

La computadora puede esperar.


#EsdrasCamacho