“Que se mojen las balas”.
Espero si es que el destino me lo concede fumarlo contigo.
Podría pasarme los últimos 1500 días incluyendo sus noches,
escuchando esta canción.
No sé si sea la interpretación, o la letra, o el recuerdo.
Recuerdo que yo tenía unos veintitantos y jugaba a ser
lector, hubo un libro que no pude empezar a leer, Conversación en la catedral
de Mario Vargas Llosa, pero yo no pude empezarlo, sobre todo porque no quería
leer, si no se me concedía el exquisito manjar de aquella, esa compañía, [La tuya] parecía que me decías, ya
habrá tiempo para leer, por ahora solo paseemos.
Y, me imaginaba sobre todas las cosas andar de la mano por
cualquier terreno asfaltado o no, por cualquier periferia, en cualquier favela,
ya sea urbana, rural o intergaláctica, contigo, a salvo de la soledad, a salvo
del frío, a salvo de la lujuria.
Yo quería la savia de lo sagrado a mi lado, aunque no lo
exigía, porque no había que exigir, lo que se exige en el romance, termina en
amargura.
Artemisa, gemela de mis aventuras, me condecorabas
audazmente una o dos veces por semana, y yo, pude expresar, vuélvase el tiempo
solo jueves y domingos, para ser y estar, para practicar todas las filosofías,
para entender tus luchas, para encender mis ilusiones, para calmar mi hambre, [en
realidad hambrita ni era tanta], de cariño.
¿Qué germinaba en ese instante?. Ahora lo sé.
¿Si uno pudiese ir en sueños hacia el pasado y reencontrarte
en el paraíso, primero llorarías o primero te arrancaría del sueño para volar
sobre los confines de la ciudad,
mientras el viento se doblega bajo nuestros cuerpos?, ¿Mediante que artificio
evadir lo prohibido?, ¿Cómo sacudirnos estos eslabones que nos congelan en este
inmerecido olvido?.
A veces imagino que se me concede decirte enfadado: ¡Artemisa!,
te pasas, en serio te pasas, y luego volver a estar bajo tus alas, sufrido y
gozoso, amoroso y reconciliado.
Para no desentonar con el propósito de esta invocación,
terminaré diciendo, gracias por aparecer tarde como siempre, pero justo para
abordar el viaje que derriba fronteras y
aparece caprichosamente cada que escucho: “Que se mojen las balas”.
Es hora de despertar.
#EsdrasCamacho
No hay comentarios:
Publicar un comentario