Encuéntrele lo positivo al mito de Sísifo
Tenemos la rutina de defecar, dormir, alimentarnos, trabajar.
Nos acoplamos.
Lo hacemos sin consciencia de que estamos en ella. Quien diga que no tiene rutinas está mintiendo.
Los baños en día sábado, ir de compras a la plaza en domingo, tomarse un café de madrugada, llevar los trastes al lavadero después de haber comido, orar y agradecer, son algunos de rutinas que modelaron recientemente las vidas de nuestros antepasados.
Muchas rutinas son esclavizantes y no permiten que veamos el milagro de la ocurrencia, por ejemplo, el milagro del amanecer, el atardecer, el milagro de que las olas del mar repetidas veces por cientos y miles de años estén haciendo su sonido, llegando a los limites de la playa; el trinar de las aves que están manifestándose en zonas arboladas, el sonido chirriante permanente de los invisibles grillos en nuestras habitaciones.
Para quien tiene que acordarse de sus medicamentos, tomarlas a la hora exacta, cumplir la rutina hace la diferencia entre su efectividad o no.
No nos enemistemos con la rutina, romper el consabido hábito positivo o negativo, genera desorden, y el desorden a su vez hará trastabillar sus emociones, y quizá extrañe la paz de la tradición.
Toda rutina cuando es interrumpida nos enseña, nos cuestiona ¿Quieres el caos o quieres la rutina? …si analizamos con objetividad. Nos inclinaremos a aceptar el yugo de la tradición: nuestras necesarias rutinas. Ame y agradezca sus rutinas.
1.- Adquiera la rutina de saludar a conocido, y desconocidos, sin esperar retroalimentación.
2.- Sonría a todo aun siendo falso, la sonrisa produce hormonas de felicidad.
3.- Camine, eso de que se hace camino al andar, es metáfora, pero también es una verdad al pie de la letra.
4.- Tenga la rutina de agradecer, agradezca que amanece, que respira, que ve y que es sensible al frío, al calor, al odio y al amor.
5.- Aprenda, tenga la rutina de aprender, la vida aun está enseñándonos mientras tengamos aliento.
Sísifo fue un personaje de la mitología griega, muy conocido por haber tenido un castigo por parte de los dioses. Debía empujar una piedra cuesta arriba por una montaña, pero, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo. Esto se repetía una y otra vez, de forma frustrante y absurda
Encuéntrele lo positivo al mito de Sísifo, empuje con agrado la pesada roca a la cima y vuelva el día siguiente a iniciar, olvidando que lo mismo hizo ayer. ¡Eso es la vida!
Aleluya José Alfredo: nuestro destino es rodar y rodar.
#EsdrasCamacho