*¿Cuándo fue la última vez que recibiste una lección de un
adulto mayor?*
Los sesgos que tenemos sobre los adultos mayores son casi
siempre de decrepitud. Pero son siempre eso: Sesgos.
Dependiendo cuál sea nuestra personalidad podemos apreciar y
valorar sus experiencias.
Una ocasión estuve con una persona cerca de 85 años, y me sorprendió
cuando se puso de pie y declamó un poema de 6 estrofas, como si lo estuviese
recitando en el homenaje ante un inexistente público.
Tenemos en el imaginario distintos clichés sobre la tercera
edad. Se suele asumir que todas las personas mayores son débiles o enfermas, que
los adultos mayores no pueden aprender o utilizar nuevas tecnologías, que viven
solas o alejadas de sus seres queridos, que son sabios, que "viven en el
pasado", que ya no tienen vida amorosa o sexual activa, que son
protectores, que todos los adultos mayores son lentos, etcétera.
A mi me ha beneficiado conocerlos, no de forma superficial,
conocerlos, convivir con ellos, estar prolongados espacios de tiempo con
varios. Son muy astutos, y aplican algunas veces un comportamiento distinto
cuando se saben observados. “Se hacen los que no saben, pero bien que saben”.
El maestro Daniel Corona Tejeda nos decía en la prepa “Cómo
te ves, me vi, y como me veo te verás… si es que tienes suerte” y,
efectivamente no todos tienen suerte. Algunos como los carros se descomponen en
el camino y salen de circulación, aun siendo nuevos.
Los artistas traemos amontonadas muchas vivencias, en las
que hemos abrevado consciente o inconscientemente de los mayores, ellos
perfilan y transmutan sus conocimientos de manera oral o a través del ejemplo
En la era precolombina, en nuestro continente los adultos
mayores eran la cabeza del hogar, tenían un gran prestigio para la educación. Mentores, gurús, chamanes. Hoy el estilo de vida
neoliberal, siembra la idea de que ser adulto mayor no es bueno, porque el capitalismo
necesita capital, obreros con energía joven porque son fuerza de trabajo, y ¿Qué
se hace con los mayores?: Al olvido e indiferencia.
Ayer, mientras pagaba unos artículos que compré en el
mercado, a mis pies estaba una moneda de un peso. Una viejecita encorvada me lo
señaló. Le dije que no era mío. Lo levanté y se lo dí. Dudó si lo aceptaba,
dijo “No, pierde uno a veces más, si tomamos dinero que no es nuestro”, yo le
dije, que no se preocupara no lo está robando. Quiso avanzar y entonces saqué
de la bolsa unos pesos más y le dije, yo se los estoy dando, va de mi para
usted. Agradeció y veloz, siguió su camino, la vi perderse en el gentío, y a mí
me quedó otra instrucción.
El que rehúye de los adultos mayores, rehúye de la vida.
¿Ya pensaste, qué tipo de adulto mayor te gustaría ser?
#ESdrasCamacho
_Odiseas Posmodernas_
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