miércoles, marzo 31, 2021

PASADO PERFECTO

 

Pasado Perfecto

Esdras Camacho.-

 

 

Recobra fama y popularidad cada cierto tiempo el poeta mayor de Chiapas.

 

 

Veo juventudes, escucho gente que se declara pariente, seguidor, admirador, discípulo y lector exclusivo de sus letras.

 

 

Entre absorto y aburrido veo fantoches que de pronto suponen cautivar  al escribir o hablar con su impostado ritmo mezcla de Pablo Neruda y Mario Benedetti.

 

 

Le tengo respeto y admiración a Jaime Sabines a consecuencia de una hermosa historia del fin de mi adolescencia.

 

 

El gobierno del Estado de Chiapas, anunciaba un homenaje en vida justo en los días previos o posteriores del cumpleaños del poeta tuxtleco. El gobernador de ese tiempo no había escatimado en su organización, se preveía fuese el 21 de marzo de 1999 en el poli fórum de la ciudad. Lo penoso del caso es que la celebración se volvió lamento pues el poeta falleció dos días antes.

 

 

Anhelaba haber estado en la celebración;  sus memorables poemas se contaban por veintena. “Pequeña del amor”, “Espero curarme de ti”, “No es que muera de amor”, “Tu tienes lo que busco” entre otros tantos.  

 

 

Por ese tiempo,  acudía a clases matutinas de inglés, cursaba el segundo de los dos semestres obligatorios para validar la licenciatura que cursaba en la Universidad Autónoma de Chiapas Campus VI. Una niña que era mi compañera de clases mostraba interés sobresaltado en la pronunciación de los verbos irregulares y su conjugación en el presente continuo. El profesor animaba a los alumnos a ganarse puntos extra por puntualidad, ella y yo éramos competidores.

 

 

Veía yo a Renata y pensaba: “She is loving, but it is not me. She is dreaming but not with me. She is there, so close, and I loving her in the present continuous without letting her know.

 

 

Renata tenía en la mirada esa negrura de un dolor silenciado. La muerte de su madre la había convertido en taciturna, y estudiar la conectaba con la realidad, pero fuera de ese esfuerzo, su alma vagaba en la paz sin paz de los resignados.

 

 

Con la sorpresiva muerte del poeta Sabines, los organizadores de evento, concluyeron que estaría bien que se hiciese el homenaje póstumo. De cualquier forma, los invitados especiales tenían ya reservada la fecha.

 

 

El protocolo del recibimiento de sus restos se realizó a las ocho de la noche en el centro de convenciones de la ciudad. En la entrada había un ramillete de edecanes entregando de mano en mano un botón de rosa o una rosa a cada uno de los asistentes al centro en un cajón de lata plateado  reposaban las cenizas del poeta, con toda solemnidad nos indicaron los lugares donde podíamos observar la ceremonia en el que dos o tres hicieron uso de la palabra.

 

 

La despedida fue con alguna melodía épica, la instrucción: depositar a los pies del féretro las rosas que nos habían entregado.

 

 

Al ver que había demasiadas rosas que a la mañana siguiente estarían marchitas, regresé mis pasos y recogí unas 10 o más de las que aun no abrían sus pétalos, y me fui a casa.

 

 

Al día siguiente las metí en mi mochila y sabedor de que Renata sería la segunda en entrar al salón, sereno la esperé para hacerle entrega de las rosas. Sus ojos cobraron fulgor y un solo de baterías de metal fue mi pecho, supongo que también su corazón trepidaba de saberse adorada por el último de sus admiradores.

 

 

¿Porqué? Me preguntó, yo omití el episodio de la noche anterior y dije: “even if it's contraband love me”. Nuestro romance fue con lentitud a un principio y sin final feliz. Ella le era fiel y deseaba entregar su totalidad a quien desde la prepa se había convertido en su tóxico protector y a según enamorado.

 

 

Sabedores de que no habría un presente perfecto a ratos y escondidas inventábamos por lo menos una docena de veces los irregulares verbos del futuro surfeando las naves de la lubricidad en la cavidad permitida de nuestros labios.  

 

 

Renata fue la recompensa de mi malformación de poeta, aprendiz del héroe mayor.

 

 

Por eso cuando cualquiera me pregunta que, si he leído a Sabines, les digo un NO rotundo. Y les adivino en su rostro la decepción. Mientras pienso: “Se creen muy salsas, pero la neta. . . Están Chavos”.

 

 

#ODISEASPOSMODERNAS

Esdras Camacho 

31 de Marzo de 2021

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