lunes, noviembre 17, 2025

¿Es la IA, la felicidad que merecemos?

[Odiseas Posmodernas]

 

Una familia demandó o demandará a chatgpt por no haber ofrecido asistencia y ayuda para detener los intentos de suicidio de un adolescente con 16 años, que meses antes habría utilizado el Bot, ChatGPT-4º, para desahogarse y manifestar sus ideas suicidas.

La inteligencia artificial, a un principio le respondió que debía enfocarse en las cosas valiosas importantes en su vida, cuando la conversación avanzó, respondió con frases empáticas. Se supone que el bot está entrenado para animar al usuario a buscar ayuda profesional en caso de detectar comportamientos anormales, pero no fue el caso, el bot, no fue preciso, ni reiteró la advertencia de que el joven buscara ayuda con humanos.

 

Los padres descubrieron que habría pasado entre 8 a 10 horas hablando de todo, con la IA. Ahora han presentado una demanda antes los responsables de OPEN AI. Nota  NYT el 27 de agosto de 2025, redactada por Kashmir Hill.

 

Para poner una fecha desde el año de la pandemia, la necesidad de uso de tecnología digital se incrementó en demasía. Ya todo es casi posible con asistencia artificial. Por supuesto las ventajas nos remiten a la velocidad con la que puedes crear, recrear, modificar, generar, escenarios, entretenimiento, macroeconomía.

 

Las personas que no se sumen a esta oleada de transformación quedarán rezagadas. Lo de hoy es aprender para no quedar ignorados.

 

Información de sobrevuelo que no profundiza en esta herida provocada por el “Becerro de Oro” que es la inteligencia artificial. Que los usuarios han accedido a normalizar, deducen que son hechos aislados, “solo les pasa a los ingenuos”.

 

Lo que yo veo es que cuando se solicita asistencia artificial, la sinapsis desaparece, se cede a otros, lo irreconocible, algoritmos, datos, su ARN.

 

Cuando uno se enchufa, como en la escena de la MATRIX, escapas de la realidad, pero a dónde te diriges es también la realidad, esa que se ha salido de los entresijos cableados de la tecnología para habitarnos, para hacer casi de todo, con y para nosotros.

 

En El hombre unidimensional, Marcuse critica cómo la sociedad industrial avanzada utiliza la "industria cultural" (medios de comunicación, cine, música popular, etc.) para integrar a los individuos en el sistema y anular el pensamiento crítico.

 “El pueblo proclama”, la panacea para sentirse aliviado de la tortura de la realidad a través de este moderno SOMA. Hay gratificación inmediata; aparentemente sin efectos secundarios.

 

En “Un Mundo Feliz”, se explica que el consumo de soma está socialmente normalizado y fomentado por el Estado Mundial, para evadir temporalmente la incomodidad emocional, se distribuye “Gratuitamente”, asegurando que la felicidad está al alcance de tus manos. (Brave New World, Ciencia ficción, Aldous Huxley. 1932)

 

Ahora nuestras metas están en imaginar y crear, aun si solamente son hologramas, aún si solo son íconos, o representaciones de nosotros con nuestros ídolos populares en una “fotografía”, que nos redacte [por favor]invitaciones, oficios, ensayos, tareas escolares, memorándums ejecutivos, planes de marketing para microempresas, recetas y consejos culinarios, técnicas del manejo del estrés, curaduría de playlists, curiosidades filosóficas, búsqueda de ofertas, entre otras millonésimas cosas.

 

Se empobrece la capacidad humana, se limita. Ahora los jóvenes, si desean saber un resultado de tres por ocho, sacan el celular y le preguntan a meta. ¿Deseas ser un cantante, cantautor, diseñador, cineasta o compositor?, pregunta lo que quieras, te responderán.

 

Como en el cuento de la lámpara maravillosa: ¡Pídelo y se te concederá!

 

Es solamente el cambio de zanahoria, ya saben aquella metáfora para ilustrar un sistema de motivación basado en recompensas y castigos, como no alcanzamos el bienestar, seguimos explorando, tecleando frente al monitor nuestra búsqueda de felicidad.

 

Es la ruptura y no.

 

Sigue la yunta andando, pero ¿Qué será de los desadaptados?... ¿O ya no habrá en corto tiempo resistencia?

 

¿Es la IA, la felicidad que merecemos?

 


 

 

 

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