[Odiseas Posmodernas]
Una familia demandó o demandará a chatgpt por no haber
ofrecido asistencia y ayuda para detener los intentos de suicidio de un
adolescente con 16 años, que meses antes habría utilizado el Bot, ChatGPT-4º, para
desahogarse y manifestar sus ideas suicidas.
La inteligencia artificial, a un principio le respondió que
debía enfocarse en las cosas valiosas importantes en su vida, cuando la conversación
avanzó, respondió con frases empáticas. Se supone que el bot está entrenado
para animar al usuario a buscar ayuda profesional en caso de detectar comportamientos
anormales, pero no fue el caso, el bot, no fue preciso, ni reiteró la
advertencia de que el joven buscara ayuda con humanos.
Los padres descubrieron que habría pasado entre 8 a 10 horas
hablando de todo, con la IA. Ahora han presentado una demanda antes los
responsables de OPEN AI. Nota NYT el 27
de agosto de 2025, redactada por Kashmir
Hill.
Para poner una fecha desde el año de la pandemia, la necesidad
de uso de tecnología digital se incrementó en demasía. Ya todo es casi posible
con asistencia artificial. Por supuesto las ventajas nos remiten a la velocidad
con la que puedes crear, recrear, modificar, generar, escenarios,
entretenimiento, macroeconomía.
Las personas que no se sumen a esta oleada de transformación
quedarán rezagadas. Lo de hoy es aprender para no quedar ignorados.
Información de sobrevuelo que no profundiza en esta herida
provocada por el “Becerro de Oro” que es la inteligencia artificial. Que los
usuarios han accedido a normalizar, deducen que son hechos aislados, “solo les
pasa a los ingenuos”.
Lo que yo veo es que cuando se solicita asistencia
artificial, la sinapsis desaparece, se cede a otros, lo irreconocible,
algoritmos, datos, su ARN.
Cuando uno se enchufa, como en la escena de la MATRIX, escapas
de la realidad, pero a dónde te diriges es también la realidad, esa que se ha
salido de los entresijos cableados de la tecnología para habitarnos, para hacer
casi de todo, con y para nosotros.
En El hombre unidimensional, Marcuse critica cómo la
sociedad industrial avanzada utiliza la "industria cultural" (medios
de comunicación, cine, música popular, etc.) para integrar a los individuos en
el sistema y anular el pensamiento crítico.
“El pueblo proclama”,
la panacea para sentirse aliviado de la tortura de la realidad a través de este
moderno SOMA. Hay gratificación inmediata; aparentemente sin efectos
secundarios.
En “Un Mundo Feliz”, se explica que el consumo de soma está
socialmente normalizado y fomentado por el Estado Mundial, para evadir
temporalmente la incomodidad emocional, se distribuye “Gratuitamente”,
asegurando que la felicidad está al alcance de tus manos. (Brave New World, Ciencia
ficción, Aldous Huxley. 1932)
Ahora nuestras metas están en imaginar y crear, aun si
solamente son hologramas, aún si solo son íconos, o representaciones de
nosotros con nuestros ídolos populares en una “fotografía”, que nos redacte
[por favor]invitaciones, oficios, ensayos, tareas escolares, memorándums ejecutivos,
planes de marketing para microempresas, recetas y consejos culinarios, técnicas
del manejo del estrés, curaduría de playlists, curiosidades filosóficas, búsqueda
de ofertas, entre otras millonésimas cosas.
Se empobrece la capacidad humana, se limita. Ahora los jóvenes,
si desean saber un resultado de tres por ocho, sacan el celular y le preguntan
a meta. ¿Deseas ser un cantante, cantautor, diseñador, cineasta o compositor?,
pregunta lo que quieras, te responderán.
Como en el cuento de la lámpara maravillosa: ¡Pídelo y se te
concederá!
Es solamente el cambio de zanahoria, ya saben aquella
metáfora para ilustrar un sistema de motivación basado en recompensas y castigos,
como no alcanzamos el bienestar, seguimos explorando, tecleando frente al
monitor nuestra búsqueda de felicidad.
Es la ruptura y no.
Sigue la yunta andando, pero ¿Qué será de los desadaptados?...
¿O ya no habrá en corto tiempo resistencia?
¿Es la IA, la felicidad que merecemos?
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