El 19 de septiembre se conmemora aquella fatídica fecha en
la que los edificios de la Ciudad de México se derrumbaron, ocasionando
pérdidas humanas y materiales. Este episodio marcó un antes y un después en la
historia contemporánea.
Entre los escombros de aquellos derrumbes exhaló su último
aliento el cantante tamaulipeco Rodrigo Eduardo González Guzmán, mejor conocido
como Rockdrigo, quien con su estilo emergente de rock "rupestre"
otorgaba a la escena musical un tono filosófico, humorístico y burlón hacia lo
absurdo de las sociedades civilizadas.
Esta búsqueda de romper con lo establecido le venía de su
profundo pensamiento crítico, el cual se había forjado gracias al disfrute de
cientos de lecturas. Su hermana menor cuenta que a ellos se les prohibió ver
televisión, pero tuvieron acceso constante a una biblioteca con más de 5,000
ejemplares de libros que abarcaban desde psicología hasta ciencia ficción.
Me lo imagino a Rockdrigo viajando en uno de aquellos
autobuses, los llamados "guajoloteros", proveniente de su Tampico
natal, intentando ganarse la vida como músico en la Ciudad de México. Cuentan
que la única grabación que hizo en vida la realizó con una sencilla casetera,
algo que él mismo anunciaba en sus conciertos callejeros, bares y mercados.
¿De qué tratan las letras de Rockdrigo?
Sus letras narran historias de crisis, relatos de fracasos,
desconsuelo, soledad, y siempre añaden ironía y crítica social. Es por eso que
conectó fácilmente con la audiencia, al abordar la crisis que México ha vivido
desde siempre, donde existe demasiada fe en el mito y una cruda realidad.
Podría elegir media docena de canciones que disfruto de este
intérprete, pero me quedo con esta oda a la saudade llamada "Distante
Instante": “Si tuviera ilusiones. Si existieran razones, locuras.
Mentiras, pasiones. No habría necesidad de pasarme horas bebiendo cantimploras
de esta gris soledad. De esta eterna ansiedad”.
Resulta complicado adquirirle el gusto. Su sonido parece
provenir de una atmósfera paralela. Si hubiese seguido con vida, sería el José
Alfredo Jiménez del rock.
¿Te imaginas en aquellos años a Rockdrigo?
Imagina que tú eres tú, pero estás en uno de sus conciertos.
En algún lugar… no importa. Lo relevante es su música, la letra, la atmósfera.
Él que se autodenominó "El profeta del nopal". ¿Te lo imaginas? Debe
ser una gran aventura, una odisea, un alucine cósmico meta, trans, ultra
intelectual. Subirte a ese tren y sumergirte en el sonido, atravesando
instantes distantes, mientras fluyes y ves con visión periférica los otros
mundos, lo que no nos cuentan. Ver para creer.
Dicen que para conocer una casa debes pedir prestado el
sanitario, así verás lo que la casa te dice sobre la familia que la habita. A
los turistas les dicen: si quieren conocer la ciudad, vayan a los mercados. Yo
te digo: si quieres conocer el rock callejero de México, escucha a Rockdrigo.
#EsdrasCamacho