he estado esperando y atesorando cada uno de sus mensajes, me inspira curiosidad, adrenalina esa tentación, su mirada tiene tanto de pecado, y yo quiero creer que puedo resistirme a enamorarme de ella.
Entre mis paradigmas intento no ser cursi, aunque recientemente le he escrito esto:
¿Qué sigue?
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(pero el gran pero, a estas alturas, alguien menor de treinta a mi lado, es solo para emocionarme con su belleza, sin pecar en la cocuspiscencia)