martes, diciembre 10, 2013

Tour por la feria

Tour por la Feria*
Publicado originalmente en WWW.ESTESUR.COM.MX


Con una exitosa campaña de difusión se inauguró la nueva feria Chiapas siglo XXI en Tuxtla Gutiérrez. Una gran oportunidad para acrecentar las ventas de los pequeños empresarios y comerciantes. Cinco pesos el costo de la entrada, al entrar le saludan,  ofrecen un folleto explicativo en materia de salud, regalan un condón y animan a que se cuide del SIDA.

 Breve introducción, salgo radiante con el condón en la bolsa, así si compro una diez o doce entradas. Quién sabe si en verdad resulte redituable para el Gobierno del Estado, lo cierto es que causa algarabía y escándalo. Llego y lo primero que pienso es : ¿qué diablos hago?. A mí que no me gusta la multitud, tuve que acompañar a mi alumnita de Organización Empresarial y Comercio Exterior, pues tenía que hacer una presentación en un stand de muestra gastronómica de Chiapas. Variedad de platillos típicos regionales del Estado. Por donde quiera que volteara había comida, de la buena, de la mala y de la otra. Desde las cinco de la tarde, la gente se arremolina y no escatima en pagar su diversión. Niños extraviados, solteros en busca de amor, etcétera. Mi intención era escabullirme, abandonar ese lugar.

En medio del bullicio ví a los voladores de Papantla, se trepan a un poste de más de veinte metros, y ahí amarrados de la cintura y pies, se sueltan de cabeza al vacío, mientras una persona se queda tocando el pito y el tambor en un pequeño cuadro arriba, sobre el poste. Me pregunto qué pensará aquel allá arriba, iluminado por las lámparas de los puestos de abajo e iluminado débilmente por la luna en el firmamento. Qué valor. Que pasión. Y Todo para que los presentes les entreguen unos pesos, tres o cuatro. Observé que hay remodelación de andamios, hay más espacios, suficiente para gatear, digo después de haberse ingerido unos cuatro pomos. Pienso que para una persona poco sociable como yo, el estar en la feria, es sinónimo de que algo anda mal.

 No hace falta ningún alucinante, pero estoy delirando, me cae. Cualquiera prefiere deambular en las conocidas calles de su barrio o leer sus viejos libros arrumbados sobre la historia del mundo, historias crueles y reales de nuestra sociedad civilizada. Vuelvo a la feria, el espectáculo de los animales con deformación genética, es llamativo. El presentador dice que son únicos, por ejemplo un gallo de tres patas, un gato que es mitad gato y mitad conejo y un buey con cuatro cuernos. Eso no es nada, yo conozco bueyes que ya ni se le pueden contar los cuernos que lleva. Ejemplo aparte.

Los bares prestos y dispuestos a hacerles vivir toda la euforia del preciado elixir. El clima es propicio para los encuentros furtivos. Son varias y varios los chicos y las chicas que andan a la caza de presas, panteras sigilosas, muñequitas místicas, chuchas en brama. De todo. Anochece y salen de diferentes partes, miles de miles. Mi instinto primario me dicta huir, pero otro, el secundario, obliga a quedarse. "A la tierra que fueres, haz lo que vieres".

Me dispongo a recorrer los diferentes puestos, algunos, no todos, hay desde piezas de madera y barro talladas en esculturas, tallados, pinturas, ropa y alcohol. (¡yupi!). El teatro del pueblo, títeres y payasos. Luego todo es venta de artículos vario, café con leche, leche con café, churros, botas, chicles. Me pierdo con entusiasmo, con locura, me pierdo y no se me antoja encontrarme.

La chica grupera, menos grupera que siempre. El clima es rico. Hay viento, el aire lleva de todos olores. Reviso mis bolsillos, únicamente servilletas, cinco pesos y mi nuevo amigo, el nuevo condón; lo saco, lo observo, lo huelo, me imagino si alguna vez lo llegaré a usar. Pienso como loco, si es que los locos piensan. Estoy ahora como un apache en Sams’ club. Me pregunto si no se notará mi cara de mascota recién comprada.

Nuevamente un río de gente me lleva, me trae, me arrastra. Camino, aspiro cada centímetro del sereno velo de la noche. Los juegos mecánicos dan vueltas infernales, con solo unas personas hacen fiesta. El griterío es enorme. 25 pesos x persona, por subirse. Quién piensa en aburrirse, les dan una somatada de aquellas y todavía les cobran. Los adultos felices con su cara de hormiga fumigada. Hay más. Luego los puestos de fritangas y antojitos, todos con su respectivo derecho a colera, incluido en el precio.

Quién piensa en los libros, que se acabe la intelectualidad, hay que estar con la mayoría, hay que ser pueblo. Es difícil resistirse a serlo. El espectáculo, el show, el placer nos redimirá. El concierto del grupo ELEFANTE, empezará por ahí de las nueve de la noche. Aún faltan cuarenta minutos. Carcamanes, mercachifles, mamarrachos, estafadores, merólicos, hacen su agosto en diciembre, llamando a los incautos, ofreciéndoles dinero fácil, Marías y Pedros le entran y apuestan a perder. A gusto entre la gente, vuelvo a ser un civil entre los civiles.

Con frío, mucho frío me acercó a un puesto de café, pido y tomo grandes sorbos. Regreso al centro del lugar, indiferente. A lo lejos y a lo cerca, canciones populares, suena la culebra, la del garrote, la bomba, etc...Sigue llegando gente, de todos colores y sabores, apachurritos y apachurrones. Entre el anonimato que ofrece la masa, aparece una muchacha como de diecisiete o 19, de clase media alta, a juzgar por su apariencia. Extravió su celular en el marasmo, está compungida, la acompañan otras tres, ella es la mejor, de buen porte, alta, morena, pelo corto, se reconoce, se le nota un carácter fuerte, extrovertido. (Uta. Psicoanalista que es uno).

 Aunque el bullicio es total, se escucha una voz fina y clara, sin presentación y sin preámbulos me informa que busca su aparato, si quisiera ayudar, me lo agradecería. No hace falta más y me pego con ella en la búsqueda, una odisea fantástica, por favor, encontrar un celular extraviado en la feria, ni que fuera cosa de todos los días, hace falta correr a todos y quedarnos a buscarlo tirado, o bien pasar báscula a todos, o que algún honrado, lo devuelva, en fin, ninguna ocurrió.

Se llama Katy, y sus amigas Perla, Marijose e Iris. Katy con su voz ronquita me pide que me una a ellas en el rondín, de acuerdo, voy, como de que no (ingue su). Vamos hacia la exposición de bueyes y de mula, me cuenta que es de Pichucalco y conoce algo de la materia puesto que sus abuelos son ganaderos, conoce de lo que habla, lo atestigua con facilidad cuando palmea el lomo de varios caballos. Yo aunque conviva con muchas mulas, no he aprendido a reconocerlas.

El concierto empieza, me sugiere ir, yo como buen aguafiestas, confieso ser enemigo de los shows masivos, espectáculos baratos y mediatizantes. Luego de mi choro, se van sus amigas y ella se queda a solas, a solas conmigo. Ni que decir, me domina el síndrome del fulanito inferior en un congreso de intelectuales. Cuál complejo. Agárrate, me toma de las manos, me atrae, me calienta, me aprieta. Juntos ya sin pena, me besa, que bendición. Escudriña mi boca con docta impaciencia. Me come... guau.

Bien por lo bien que me porté con ella. Le ofrezco llevarla a cenar, está a dieta, confiesa, mejor pienso. Vueltas y vueltas, ella y yo nos reímos subidos en un juego para niños, bueno, ella si lo es, yo ya no. Su risa es limpia, tierna; la mía es de triunfo, de placer.- ¿Bailas ?. -No. -Ni yo....

Los minutos pasan volando, el frío es nuestro mejor aliado, a cada rato me hace abrazarla, que rico. - Bueno platícame algo. - Al rato. No. Ya me cansé de todo, ya me quiero ir, con ella. Y esto va para largo. Ella esperará a sus amiguitas y a que lleguen por ella. Quihubole, un chasco, la niña resultó ser niña bien, pero lo disimula bastante. Me dispongo a salir al ruedo y acabar con una exitosa faena. Mi dios me bendice y me entrega a el placer. -¿Bailas ?. - Bueno, ya que insistes.

Dentro de la disco - bar, nos movemos como podemos, y vaya si podemos, el ambiente es superprendidisimo. Ahí todos están gozando. Yo también. Las dos de la mañana del Domingo, ni mencionar que tengo que trabajar el lunes. Gozo el momento. Los tigres del Norte, los tucanes de Tijuana, Julio Preciado, Ufff, puchale, ya hasta me sé las canciones. Bueno, no quiero que se acabe la cosa. Ella tampoco. Nos vamos, del gusto pasamos al susto. Son las tres de la mañana, le abrazo, me pide que me quede con ella, donde quiensabe, con tal de, no le hace que.

Me da gusto recordar como terminó todo. Por fin cumplí mi deseo, ser un ingrato con las damas, nada cortés, nada galante, simplemente un afortunado de las dadivas de las niñas. Para indicarme que está dispuesta a todo, pide que le toque el corazón, yo sé cuál. Su salivita en mi oreja, mis manos en sus piernas, caderas, muslos. Nos movemos, sin compás, cuál música, no imites, hazlo, callados nos vamos, guau. Quiero más. Se vale repetir. No cabe duda que la feria es para nosotros, hay que ir. Agradezco a el Lic. Gober precioso y todo su apreciable comité, al patronato de la feria, a mí, a ella, por haberme regalado esa experiencia, ahora si ya soy totalmente común. ¿El celular?. Quién sabe, si existió, lo olvidamos.

*Escrito hacia 2001, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez Chiapas.