¿Porqué quería una novia intelectualoide?
En primer lugar, para que no saliera con esa mamada de: yo le voy al América, y tú, y los día del fútbol estuviese histérica diciendo penal, penal piche arbitro fue penal.
En segundo, para que me acabase de inspirar el gusto por lo sublime del arte y degustar de lo simple y lo abstracto, por ejemplo que me dijese ¿cómo no te puede gustar Bob Dylan, si es Dios hecho Carne a la hora de tocar y componer música?.
Además que fuésemos aventureros, que no tuviese prejuicios capitalistas y rollos banales del bien vestir, que fuese una mujer amante de lo realmente valioso, que tuviese con ella profundas conversaciones sobre el futuro, el pasado y el presente, que criticásemos juntos el nihilismo de los falsos hedonistas, que nos celebrásemos los triunfos y estuviésemos satisfechos de ser compañeros de ruta en el mundo.
Me imaginaba una novia intelectualoide que no se avergonzase de mis travesuras y que no pensara en el pasado ni el futuro, si nomás bien en el presente con actitud positiva. Que a la hora de la comida, no se sorprendiese si abríamos una botella de vino cosecha mil ochocientos, y viésemos una película de las de sin final, que me invitase de vez en vez a caminar sobre el filo de las montañas a ver caracolitos volando.
Quería una novia intelectualoide para presumir a los doctos que se dan infulas de sabelotodos, sin considerar que la existencia es bella sin tanto títulos, y que los demás vieran que eramos distintos sin ser extraños, aves exóticas que no manchan su plumaje en el mundanal mundo infeliz y embustero.
Que no saliera con que hay que aprovechar las ofertas del buen fin, y quisiese lo más inn, cool, moderno y nuevo de la moda.
y en tercer lugar: solo...
#nomáschingando
Tu novia intelectualoide quizás no exista.
ResponderEliminarNo ha nacido.
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