martes, octubre 15, 2013

Vive

Hace dos semanas que un amigo de la infancia se encuentra en recuperación. Tuvo un shok, fue un casi muerto. 

Recién envié un mms, no pude ir a verlo, pero de todas formas no hubiese servido que fuera, no se permitían las visitas. 

Otro amigo que también pertenece a nuestra generación, me decía que cuando el páncreas falla, no hay oportunidad o te sigue sirviendo o .... ya no, pero no hay trasplante, y sin páncreas nadie vive. 

Encabronado, y con ganas de decirle: zopenco, vos tenés la culpa, si no fueses tan de al tiro coche para bebé trago. 

Fuimos niños bien, ibamos a la misma secundaria, misma preparatoria, y un semestre de universidad, o sea sé bien quien es, es un inconsciente. 

Apenas me había dicho que quería que le hiciera publicidad para el negocio que dirige, le hice un anuncio pero le cobré, le dije, no es porque sea culero, es porque si no te cobro no me lo valorarás, aunque te haré un cuarenta por ciento de descuento, luego pensé ojalá no caiga yo en sus manos porque se desquitará y además de cobrarme lo que me pagó hoy, le agregará otro porcentaje.

Entre su osadías estaba escribir todos los días una carta de amor para una maestra soltera que nos daba literatura, luego conseguir los exámenes escritos de la materia de psicología,  unas horas antes de que fuese aplicada la evaluación, o ayudar para que se fuese la luz de la escuela, así las autoridades educativas nos dejasen salir antes de la hora de salida, por razones de fuerza mayor. 

Como los profesores daban su carro prestado a algunos alumnos, decía pide uno, tu que sabes manejar, y dí que iremos al servicio de emergencia, porque me duele algo. El día que se quejó, nadie nos prestó nada y tuvo que caminar, dos días después se recuperaba de una intervención quirúrgica en el que le extirparon el apéndice.

Después la vida nos volvió a juntar, somos docentes del mismo instituto, no estamos en la misma área académica, pero sigue habiendo camaradería. Un día bebimos en forma maratónica, yo consumí además muchas botanas y él no. 

Hoy, en el camino estaba su hermano y le pregunté como seguía. Me dijo, parece que le darán de alta en dos días más, es  un milagro. 

Preocupado le digo, me saca de onda, si apenas tiene 34 años, no es para que se muera ese cabrón, me explica lo que ya sé, los malos hábitos y el alcoholismo, refunfuño y digo que he querido aconsejarlo a que le pare a su vicio, me dice, aborda ese tema cuando puedas con él. 

Me despido y estoy un tanto mareado, debe de ser la copa de vino que tomé, antes de salir a la calle. 
 

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