lunes, agosto 08, 2011

yo no soy una de esas personas que...



YO no soy una de esas personas que valoran la vida y a las personas co las que convive en tanto sean sus bienes materiales, los accesorios son importantes si, pero no indispensables. Hay una gran mayoría que supone que la vida no tiene sentido si no tienes todo lo que deseas, en cuanto a cosas, artículos, objetos se refiere.

La visión materialista, es integral, si eres alguien que muere sin objetos consumibles eres un tanto inhumano. El ser humano real y consciente de tu condición, es aceptar que vinimos a esta tierra desprovistos de todo accesorio, con todo nuetro potencial neuronal y emocional, eso es fantástico, pero debido a la sociedad, a la educación a la malformación de valores, hemos terminado por aceptar que el dinero y todo lo que signifique poseer, es lo único qu e vale la pena.

También el ser materialista, es un desapego. Te desapegas de la sensibilidad y del enfoque profundo, aquel en el que lo trascendente no es lo que se toca, sino lo que se siente. ¿Cómo capturar la magia del momento en el que el viento despeina tu cara, mientras un coro de trinos silvestres te susurran, ¡Vive!?. Si eso no tiene ningún efecto en uno definitivamente nos encontramos ante un ser eminentemente superficial, que cree que puede encerrarse en simulador de pic nic y experimentar las mismas sensaciones.

La gente que tiene dinero en cifras incuantificables, pero ni todo lo que posee le alcanza para disfrutar la sonrisa de un niño, el respiro tenue de la mujer amada, el gozo inmanente y fugaz de una satisfacción de plenitud al comprobar que somos carne y sueños atrapados en un sitema perfecto que sincroniza funciones orgánicas con expectativas sociales.

El estar vivo es un milagro. ¿Quién asegura que tendremos el placer de presenciar un nuevo día?. Creemos estar en el paraiso cuando compramos, cuando adquirimos, cuando poseemos, cuando tenemos y no descansamos nunca. Y al final, ¿qué?. La vida no la podemos comprar
Facundo cabral dijo: ¿cómo puedes sentirse pobre y desdichado, si tienes corazón, un alma, cerebro y espíritu.

Sin embargo, en este lugar, ahora, en este tiempo la humanidad extraviada exige que tengamos, para valer, para ser alguien.

Yo no soy una persona encadenada a los bienes materiales, porque los grandes personajes, los que son guías espírituales, con los que yo me identifico, y ya no están en la tierra, fueron felices, cantaron, rieron, se realizaron sin excesos, sin presunciones, sin la soberbia, y sin el estúpido engrandecimiento del ego, que hace pensar que nadie es superior a uno, y que Dios, es sólo un invento del mismo hombre, para ocultar sus temores.

Yo no soy una de esas personas hipócritas, qué dice "es malo tener dinero". Bien sé yo lo que sirve, lo que ayuda, y que todos deberíamos tener lo necesario, para que sea suficiente. Pero sin despegar del suelo la certidumbre, que estamos de paso, que lo que a veces poseemos nos estorba, nos obstaculiza sentir, nos impide amar y ser felices.

Las preocupaciones de hoy día son poseer, ambicionar y competir, y vuelvo a decir la trillada frase, "todo con medida, nada con exceso". Aspiro a ser equilibrado y también aspiro a tener todo, incluyendo el disfrutar de las cosas que son necesarias solamente.

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