miércoles, abril 15, 2009

AQUÍ NO SE PUEDE ECHAR REVERSA

Conozco los nueve municipios de la Sierra Madre de Chiapas, Motozintla, Mazapa de Madero, Bejucal de Ocampo, La Grandeza, El Porvenir, Siltepec, Chicomuselo, Bella Vista, Amatenango de la Frontera, hoy.

Hasta hoy tuve la oportunidad de conocer el que me hacía falta, de donde tanto se escucha hablar por lo menos en la cabecera distrital Motozintla, Bejucal de Ocampo. He oído a lo largo de mi vida comentarios diversos sobre sus pobladores, los hay quienes presumen sus maravillas naturales, su clima, su vegetación, su trato amable, su conversación, su solidaridad, en fin son tantos e innumerables las cosas positivas de este municipio, que siempre he querido visitar y que cuando pasaba por la carretera que conduce a otro municipio se antojaba desviarse un tantito y conocer de cerca y en carne propia ese no se que que, que nadie sabe explicar pero que es la magia de ese lugar.

Temprano en compañía Vicky, empacamos el entusiasmo y dos suéteres y a la aventura en mi pequeño y modesto vehículo, hecho más que para andar por esos lares, para transitar en pavimentadas calles de asfalto urbano, sin embargo, era mucho nuestro deseo de aventura y nuestro tiempo libre.
El punto de partida fue mi ciudad natal, que siempre he creído minimizada en su esplendor, a las nueve de la mañana, a unos 13 kilómetros con rumbo a Huixtla se encuentra el barrio Rosario, del Ejido Benito Juárez, lugar apacible y destacado por sus restaurantes en donde se sirve la carne asada y los frijoles al estilo campesino, un manjar y exquisitez al paladar de cualquier ciudadano del mundo.

Ahí tomé la primera de las 36 fotos, que decidí iba a tomar para probar mis cámaras fotográficas que están en desuso desde aproximadamente unos 5 años; vuelta al camino nos enrutamos a El Provenir, lugar que de rural ya solo quedan vestigios, pues recién se insertaron a la tecnología de telefonía celular de tercera generación, con sus logros y perjuicios incluidos, de ahí, fuimos a miravalle, zona que por su planicie y su ubicación en la apertura de un cerro conocido como el malé, y muy valorado por los habitantes de Motozintla pues su diseño simulando una M grande, les da ese toque de identidad extraviado.

Miravalle es un lugar en el que la gente siembra y cosecha papa, como en casi todo los lugares de la sierra, actualmente cuenta con un servicio de hospedaje y comedor a los visitantes que atinen a llegar entre semana pues de viernes por la tarde hasta el lunes temprano se encuentra cerrado ya que sus aficiones y obligaciones religiosas les impide cumplir con la atención al publico; la gente está ocupada en pastorear los borregos y en cultivar sus productos agrícolas, los niños inocentemente juegan con carretas de acarreo que los albañiles han dejado de usar temporalmente.

El impacto del sol es más directo aquí en esta zona, pues estamos en zona alta, a no menos de 1700 metros sobre el nivel del mar, el camino de terracería, el barro y el polvo son cosa común en este lugar. Alguien que escribió sobre su paseo por acá dijo que es indignante que la gente viaje en mini vehículos uno sobre otro e incluso en las cajuela en donde solo debería viajar el equipaje, yo incrédulo en su momento no di crédito y menos cuando en realidad eso también ocurre a cada hora durante todos los días aquí en la región Sierra Madre.

Cuando retomamos nuestro viaje hacía Bejucal, iba yo pensando: “ojalá cumpla mis expectativas y al menos sea un pueblito apacible y acogedor”, se sucedían los kilómetros y mi sentir era incierto pues nunca había visitado el municipio y temí que no tuviera algo interesante. Más tarde comprendí que para los ignorantes, el alma es un objeto que se enchufa todos los días a la electricidad para alimentar su existir.

El clima es fresco, el viento a ratos seco, todo lo inmaterial se contempla en el silencio, en la certeza de que no hay evolución tecnológica que valga la experiencia de valorar lo primario que hay en el mundo, la conciencia de ser un fragmento de oscuridad en la luminosidad de la naturaleza.
Hay un mini rotulo clavado a un poste improvisado de madera rústica que señala: “este camino sólo es de entrada, por favor respete, la salida está allá atrás”.

Las calles están hechas como para un solo vehículo, da la impresión que solo la gente de a pie se siente placida de recorrer, la señal que da la orden de respetar la entrar exclusivamente por un lado y salir por otro es porque dos carros no cabrían en la anchura de la calle. Cuando íbamos hacia la iglesia, en el carro, pregunté con un pequeño, dónde puedo echar reversa para regresar, y me dijo: “Aquí no se puede regresar”, lo que me hizo maniobrar una docena de veces a fin de no dañar ningún corral con el coche, después todo lo hicimos caminando.
El día es sábado y se siente como si acabáramos de ir a enterrar a alguien, hay una soledad sorprendente.

¿Dónde están todos?, fue mi pensamiento al llegar a Bejucal, las casas con puertas mudas, el silencio que se añora en cualquier sitio aquí es un zambullido eterno. Eternamente Bejucal, debería intitularse un reportaje que yo prepararía si fuese cronista del gobierno del Estado de Chiapas. La maravilla del lugar radica en su dignidad, como cada comunidad de la región Bejucal es bello porque es simple.
Los habitantes de Bejucal, según supe o son muy mayores o son muy jóvenes, muchos muchachos no están, porque están estudiando lejos, en ciudades grandes, los que están repasan sus estudios, los mayores han ido al templo o se ocupan de sus labores domésticas.

Don Siller Roblero, fue la persona que nos saludó y se mostró dispuesto a conversar, yo pregunté por la casa de Don Franclin, padre del alumno más aplicado que tengo en la Escuela Preparatoria” Del Mariscal”, en Motozintla, la cabecera distrital de la Región Sierra. Me comenta que es primo de don Eleazar Roblero, hombre muy conocido, por haber sido presidente municipal. Me dice que la casa de Francklin está enfrente del parque central, que también el es su sobrino, que todos son parientes allí, y si es Roblero aunque no sea de Bejucal, es su meritita familia. Le pregunto si conoce a Doña Tinita, la que vende pan en Motozintla y tiene su casa cerca del panteón, me dice que es su prima, le pregunto por Victor Hugo, por doña Minita de Tuxtla, por mi abuelo adoptivo muerto hace 11 años, me dice que si, que todos son su familia.“Todos los Robleros somos uno, andemos o vayamos o donde estemos”.

Las mazorcas de maíz unidas de dos en dos por las hojas, están sobre la viga, son varias, como la despensa de todo el mes para que no haga falta el nixtamal de cada día. Don Siller es un señor de mirada franca, de cejas pobladas, de cuerpo delgado, su personalidad denota ser un hombre bastante conocedor de la historia de Bejucal. Quizá haya mas datos importantes que don Siller me pueda aportar pero el hambre me hizo despedirme y dejar el tema para mejor ocasión.

Era la hora del desayuno y quisimos saber si había servicios de restaurante, y si lo hay, es una casa de adobe, con repello blanco, de paredes tapizadas de fotos en sepia, telarañas que emergen de cualquier aguajero por minúsculo que sea. Hay un policía que acaba de terminar su comida, sólo pedimos que nos regalaran agua, mientras admiramos las flores en las macetas y el enramaje de bugambilias que sombrea el tanque de la casa.

Quise tomar algunas fotos, pero hasta las fotos se niegan a rendirse ante la magnitud serena del ambiente que se respira. Varias veces accioné el obturador pero al final me percaté que fue imposible atrapar tanta magia. Saqué mi reloj y comprobé la hora, también la señal de telefonía celular, la cual era nula.

Vicky sintió sed y acudimos a la tienda más cercana, la casa era de madera pintada de color verde encendido, ahí ofrecen recargas electrónicas a celular, pero son para la compañía Tigo, de Guatemala. La radio que se escucha se transmite desde Centroamérica, la señal de Televisión es solamente las principales, que distribuyen “gratuitamente” las empresas Televisa y Tv Azteca. Canal 2 y 13.
Bejucal brota como la flor del peñasco, literalmente las casas descansan en las cañadas, las veredas que se pierden al horizonte, hacia el oriente, hacia la hermana república de Guatemala. Lo que transmite Bejucal en pleno siglo XXI, es la reminiscencia del México rural que feneció ante el avance de la sociedad tecnológica.

Las calles conservan esa reminiscencia de haber sido caminos de herradura, veredas que comunicaban parcelas de cultivos, algunas aún están empedradas. El parque es de un diseño con estilo propio del lugar, hay suficientes bancas de cemento. Me gustó el sauce que se integró a la modernidad, recatadamente, ese sauce, me digo es merecedor de homenaje, ¿cuántos habrán sido los caminantes que se refrescaron a sus sombra?

Alrededor de 40 minutos estuve en ese lugar, 40 minutos que imaginariamente me transportaron hacia una dimensión superior; la convivencia y el contraste de la esperanza y la nostalgia. Me hace falta la memoria para reseñar todo lo que vi y sentí, finalizaré diciendo que Bejucal inspiraría a cualquier novato de las artes, todos deberíamos recoger un poco de su espíritu campestre.

1 comentario:

  1. Que le puedo decir master, hasta que se decidió a ir al Bejuco... debió usted haber comprado un trago bien sabroso que hacen ahí, dicen que hasta quema las pestañas... Nietzche se hubiera quedado pendejo si hubiera conocido Bejucal, no se puede echar reversa, pero siempre se regresa al mismo lugar. Bejucal del Eterno Retorno, debería llamarse.
    Salud camarada Eulalio

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