miércoles, octubre 15, 2008

NUNCA OLVIDARÉ


Se accidentó Esdras Camacho Ramírez, coordinador de comunicación Social del Ayuntamiento de Motozintla y director de noticias de la 90.5,de F. M. así como colaborador de medios de prensa escrita en el estado de Chiapas.Dicho accidente ocurrió, en el km.50 Huixtla -Motozintla, a la altura del ejido de Buenos Aires, viajaban en un VW color verde placas de circulación DMY 72-62 del estado de Chiapas, Saliéndose de la carretera y precipitándose al barranco a unos 70 metros, aproximadamente.Se ignora que fue lo que provoco el accidente.


Esdras Camacho, primeramente, fue trasladado al Hospital del Seguro social de Motozintla, lo tuvieron que canalizar, al Hospital General de Huixtla en la ambulancia numero 92611,para su valoración ,ya que un medico del seguro Social, dijo tendría que ser valorado por un neurólogo y un traumatólogo, debido a las lesiones que resultaron de dicho percance.




En el lugar del accidente los amantes de los ajeno, ni tardos, ni perezosos, optaron por desvalijar el VW, como lo muestra la grafica, (un niño con la bobina del carro) otros individuos están a punto de quitar otras piezas, mientras nos retirábamos del lugar, debido a que la unidad accidentada, se encontraba abandonada.Hasta el momento solo un elemento de la patrulla 012 de la Policía Estatal de Caminos (PEC) bajo al lugar de los hechos para constatar y reportar para su conocimiento a la policía Federal Preventiva(PFP). ASICh

sábado, octubre 04, 2008

NO EXISTE EL AMOR

Los filósofos urbanos nos han engañado, es decir nos han ocultado la verdad, que es otra forma de engaño. No existe el amor.

Existe la ausencia del calor de un cuerpo, existe la costumbre, la experiencia ubicua, el borboteo de sangre, existe la incontenible expulsión del llanto. No existe el amor, existe el dolor físico, existe la atracción, la pasión. No existe el amor. existe el amargo placer de la desventura. Un acuerdo callado de mil maneras.

El amor es una falacia, es la insoportable demencia, el deseo insatisfecho, el no tener nos produce deseo y el deseo realizado, u obtenido, se ve truncado con la desilusión y con la insatisfacción. La naturaleza nunca se equivoca. Si el amor es una ilusión, y la ilusión una mentira, todo se reduce a nada. El amor no es complemento, el amor no existe. Existe la aguda somnolencia de un recuerdo ingrato.

Existe el cruel paroxismo de la angustia, el desasosiego. Solo se puede vivir feliz ignorando, la sabiduría es un obstáculo para la felicidad. Los postulados del amor son comunicación y confianza, mentira tardíamente descubierta. Si el amor tiene que ser cristalino y limpio y puro y sincero, tiene que existir de manera honesta y responsable es demasiado maravilloso para ser real y todo lo que es demasiado no es bueno mercerlo. Ni aún en los mejores tiempos del romanticismo se ha constatado.

La memoria humana no registra esos detalles que alumbran una a una las neuronas. Todo es un proceso de sensaciones, una mírada provoca muerte de neuronas y vida de pulsiones electromagnéticos que estimulan las hormonas segregadas por el cerebro, el amor es unicamente la respuesta fisiológica a estas sensaciones, que nosotros comunmente le denominamos sensaciones y que terminan por confundirnos con creer que a ese conjunto de elementos biológicos en acción es el amor.

El formato del amor bien, es creado, soportado fomentado, por los creadores, aquellos que pretenden con su creación diferenciarse de los demás y proponer un modelo de vida distinto, en el que se aprecie el placer pero con conciencia, con sentido, con ojos que examinan y que buscan causas y azares. Pero no es así el amor que se propaga en estos diás es fácil,es absolutamente material, libertino y liberal, es desmesurado pero sin fundamentos, sin raíces solidas que puedan sostenerlo y valorado en toda su magnitud, es amor que celebra sin motivo y olvida con razón, es amor que recompensa con placer.

Incluso tan bien construido está este concepto del amor ideal que escapa a la reflexión, escapa a la mente más lucida. Esto se ve diariamente repetido y fomentado con millones de revistas y películas novelescas y que pareciera que todo es fácil. Si asi fuera habría que inventar otro modo de llamarlo, porque si el amor evade, es mortal, es perecedero, es desconfianza y el de esa forma no es ese que perdura y que todo lo vence y todo lo puede.

Y si el amor todo lo vence todo lo puede es divino, y como nuestra misera condición es la de humanos es entonces que es ajeno al mundo, perteneciente solamente a lo inmaterial. Mentira, mentira, mentira. Todo es mentira. No Existe el amor.

¿Existe otro yo?.

¿Tenemos un ser interno que es otro, que no es igual al yo visible?. Tal pregunta es simple, es dar giros sobre un mismo pie en un lugar en el que estás atado.

Las personas de cualquier edad en algún momento se han cuestionado sobre la magnitud de la respuesta, y hay quienes se interrogan toda la vida. Poco ayudan las teorías sicoanalíticas, los vericuetos que tenemos como mortales, ciegos de conocimiento, a pesar de tanto progreso científico, no hay una cerradura que permita arrancar los secretos del cerebro.

La astucia de los individuos masificados, no se compara con la argucia que posee el que se independiza, el hombre libre, tal y como lo recomendaba el Cristo, La verdad os hará libres¿Cuál verdad, cuál libertad?. ¿A qué precio se consigue la verdad?. ¿Qué es la verdad, como reconocerla?. ¿Existe la libertad?

¿Cómo construir una personalidad propia, si la cultura que se inculca en los primeros días es ya mediatizada? ¿Cómo esperar lo novedoso, lo original, en actos que ni siquiera son auténticos?. Lo típico y lo ordinario es valorado por su exactitud en el rito, en lo establecido. El fenómeno dejó de serlo cuando se produjo en serie.

El milagro de la vida, es pues tan simple. ¿Qué es lo que esperan ver en el alumbramiento, un muñeco de peluche, una sardina?. La lógica probaría no haber motivo de asombro, pues el vencedor es la reproducción esperada continuamente. El pesimismo y la melancolía que se adquiere a cierta edad, no es otra cosa que la comprensión de la simpleza, la decepción de aquello que se considera inmanente como los instintos, situaciones sentimentales y emotivas, se visualizan con la materialidad. No es correcto culpar a lo distinto, pero lo anormal es prejuicioso, el complejo del grupo de cisnes que maltratan al patito feo, que andando en compañía les enseña lo distinto procurándose otro tipo de bienes. Llegar a este punto, fue un reconocimiento del ambiente transmitido a la memoria colectiva de la humanidad.

Con tanto baratija intelectual que algunas veces nos colgamos a la nuca, es difícil comenzar a hilar una historia autónoma y coherente; no digo única porque es pretender mucho, pero quien sabe a donde se escapa el estilo cuando las palabras ya son lugar común, las ideas no aterrizan y todo está dicho, según los publicistas.

El verdadero poder que le vale al individuo, parece pesarle: la creatividad, la chispa, la venia bendita, la IMAGINACIÓN, queda en el último lugar en la escala de valores morales. El sistema productivo que se acostumbra, es la de hallar deleite en el invertir capacidad física en el acumulamiento de bienes muebles e inmuebles, todos artificiales para hacer fácil el entretenimiento y la diversión.

La humanidad solidaria en su tránsito laboral mecanicista, cual ratas acondicionadas a su laboratorio. Dedicar muchos momentos a la autorreflexión y autoaprendizaje, conlleva el riesgo de adquirir un conocimiento que sobrepasa la media, el acto reflexivo sobre el funcionamiento de las leyes sociales, es desgastante e innecesario, tal tarea no es requisito en un mundo frívolo, atolondrado, en el que aparentemente reina la fatua sensibilidad y la mojigatería. La paciencia y tolerancia son atributos que se pregonan como líneas trascendentales de un código de ética y principios fundamentales de la moralidad, sin prever que en el pecado se lleva la penitencia, pues tales virtudes son intangibles y por lo tanto irreconocibles.

EXQUISITA LEVEDAD

 “La lógica del mercado, no es la lógica de la cultura”, decía el poeta Octavio Paz; con referencia a la sobrevaloración de productos culturales sin un aporte o valor histórico.

En la era contemporánea, predomina una costumbre (cómoda), disfrazada de filosofía existencialista:

“vive como si fuera el último día”. Se practica en cada sociedad civilizada la máxima, vive y deja vivir”.

Este dejar hacer, dejar pasar, ha originado un individualismo primitivo, que globaliza y ahuyenta la ética y los principios morales, gestando una conducta socializadora aceptable que identifican a una gran mayoría: La frivolidad.

La irreverencia y la libertad , obtenidas como de la mítica lámpara maravillosa,  engolosinan a los jóvenes, ansiosos por desencadenar su ansiedad y que exploran la sociedad estereotipada en busca de abandonar su soledad y su hastío. La simulación y la apariencia revisten los instantes hasta construir espíritus banales, singulares y perfectos. Las presentes generaciones han nacido con la idea del cambio, medianamente han comprendido que todo cambia,el movimiento elíptico, la sociedad es dialéctica ...¿ y si todo cambia?, ¿vale la pena permanecer?, ¿vale la pena anclar nuestros sentimientos a alguien o a algunos?, ¿tiene algún sentido comprometerse?.

Los individuos frívolos de hoy, son seres insípidos que le temen al ridículo y constantemente lo provocan,les fascina la belleza, pero no el espíritu, incapaces de valorar en su exacta dimensión la dignidad, la lealtad y el sacrificio humano (o divino). Hace tiempo solo eran frívolos los de abundancia financiera o filósofos o poetas nihilistas que debido a la acumulación de conocimiento enciclopédico,perdían el interés por las penurias y placeres ordinarios y por ende consideraban la existencia como inocua e inservible.

La satisfacción de nuestros deseos, - que no necesidades- es instantánea, importando así el momento, la aventura anecdótica por encima de las actividades trascendentes y edificantes. Solo el vacío nos redime, lo “cool”, está de moda. Hay un ejército de elementos distractores y mediativos, organizados con el fin de asaltar la cordura; hay un mundo trivial, que nos espera, no hay porque resistirse,para todos y cada quien hay una exquisita levedad.Cada vez más, la colectividad acepta y has exige que seamos totalmente light.

Esta frivolidad – que esclaviza – no es impuesta, sino autodeseada en nombre de la felicidad y el progreso. Aceptar la frivolidad y aceptarnos como espectadores o protagonistas involuntarios, no es fatal, pues el nuevo orden social demanda seres dóciles con excepcional talento para confirmarse dentro del reino de lo efímero, dispuestos a venderse y a comprar virtual y literalmente en un mundo convencional.